Capítulo 5

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Maldita sea, maldita sea, maldita sea. Ahora qué demonios se supone que diga? "Oh, en realidad es muy simple. Viajé al pasado para entrenar a la tripulación pirata más famosa, de los cuales la mayoría de sus miembros no han nacido aún. También tengo un collar que salvará al hombre más fuerte del mundo de ser envenenado por uno de sus hombres más antiguos. Por cierto, ya te conté que soy un Almirante de la Marina?" Sí, eso funcionaría muy bien.

Aunque, por otro lado, sus movimientos tarde o temprano terminarían por llamar la atención. Pero Raoul lo había tratado bien, no lo había ridiculizado o subestimado, así que en lugar de mentir decidió contarle una verdad a medias.

_ Yo he pasado por varias cosas en estos años, cosas muy malas. Eso me hizo darme cuenta de lo débil que soy. No quiero volver a sentirme tan indefenso. No quiero volver a sentir que no puedo hacer nada. Tengo el poder y el potencial. Lo único que me falta es el entrenamiento y un lugar donde pueda llevarlo a cabo -dijo Adael. No era toda la verdad pero sí tenía parte de sus verdaderos sentimientos.

Raoul pudo verlo en sus ojos. Por supuesto, sabía que eso no era todo, pero no tenía intención de obligarlo. Claramente el chico pasó por mucho y lo último que quería era despertar recuerdos dolorosos.

_ Come primero y luego háblame de esa propuesta -terminó por decir.

_ Sí gracias...

_ ...Por qué no empiezas? -preguntó, cuando vió que el niño no se movía.

_ Es que...bueno yo...me pregunto sí quieres comer también, d-después de todo, llevas un d-día entero atendiendo el bar así que seguro tienes hambre -dijo con timidez y un pequeño sonrojo.

Raoul volvió a sonreír. Él no era hombre de demostrar demasiadas emociones, además del enfado, por lo que las veces que sonreía eran pocas. Pero este niño encerio le caía bien. Claramente no había tenido una buena comida en lo que parecía ser bastante tiempo e incluso cuando le dió acceso a la cocina solo tomó ingredientes comunes y no tocó las cosas más caras.

Miró la mesa, los platos estaban dispuestos de forma exquisita y con un aroma delicioso que despierta el apetito. Sin embargo, casi todos eran arroz y verduras cocinadas de diferentes formas, solo 2 de ellos llevaban carne.

Sabía que no era por temor de pagar más si su propuesta no le complacía, después de todo, ya le había dicho que serían 500 bellies. No, esto hablaba de humildad y valores profundamente arraigados.

Y ahora le ofrece compartir esos alimentos con él, porque se dió cuenta de que tendría hambre luego de estar todo el día en la barra. Entonces, cómo podría no gustarle?

_ De acuerdo, aceptó la invitación -dijo por fin. Después de todo sabía que si no lo hacía solo terminaría preocupándole.

La pequeña sonrisa tímida que el chiquillo intentó esconder, sin resultado, fue recompensa suficiente.

Durante la cena, Adael comió gran cantidad de comida. Tal vez era parte del apellido D. tener un gran apetito, porque incluso antes formaba parte de concursos de comida en los cuales terminaba empatando con Sabo en el segundo puesto, siendo Luffy el ganador, obviamente.

_ No estaba mal -dijo Raoul, haciéndose el desinteresado.

Adael sintió una pequeña ola de satisfacción al escuchar eso. A pesar de las cortas palabras lo vió hacer una expresión de deleite con cada bocado. Al final todo el el entrenamiento valió la pena. Por supuesto su comida no se comparaba con la de Sanji-sensei pero aún seguía siendo muy deliciosa.

_ Entonces, qué es lo que querías decirme? -preguntó Raoul luego de que terminaran de lavar los platos.

Muy bien, llegó el momento. La cena le dió el tiempo necesario para organizar sus ideas y buscar la mejor forma de plantear el asunto.

Sacrificando mi futuro, cambiaré su pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora