Para el mundo, las relaciones amorosas debían ser perfectas, pero ellos eran demasiado imperfectos para el mundo.
A Hanbin le gustaban las motos, el color negro y las fiestas, mientras que Hao amaba los libros, la tranquilidad y quedarse en casa. Er...
Abrí los ojos lentamente, aunque quería seguir durmiendo sabía que tenía que despertarme. Hanbin no estaba en la habitación pero se oían ruidos desde afuera así que supuse que estaba en la cocina, el reloj de mi celular marcaba la 1 p.m, al parecer, él lo puso a cargar y además de eso me dejó dormir.
Tenía un montón de mensajes de Matthew y Taerae preguntando donde estaba, pensaban que había ido a ver a Hanbin, y era verdad, pero no podía decirles eso.
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Listo, un problema menos por ahora, les dije que estaba durmiendo, pero no les dije en qué cama.
Me estiré en la cama mirando hacia el techo, las almohadas olían a él, siempre desprendía un olor tan agradable. Miré la mesa de noche a mi lado y me dio curiosidad por ver que había en los cajones, no tenía muchas cosas, algo que encontré fue una cajetilla de cigarros, nunca me gustó que fumara, pero tampoco podía decirle algo si no éramos nada.
En el último cajón vi algo que me sorprendió, tomé aquel teléfono dándome cuenta que era Hanbin, ¿qué hacía ahí?, lo prendí, tenía poca batería, me extrañé porque él me había dicho que lo perdió.
Puse la contraseña que yo conocía y se desbloqueó, no la había cambiado. Lo primero que hice fue entrar a sus mensajes para ver que tanto hacía cuando nunca me contestaba.
Hablaba con varias personas que no conocía, todos eran chicos, todos los mensajes estaban leídos, menos los recientes, se me hizo raro porque él nunca contesta, entré a mi chat el cuál no estaba leído, pero él me había escrito, ¿cuál era la necesidad de negarlo?
Entré a los otros mensajes llevándome con una gran sorpresa.
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