Ep. 1 - Amor a primera vista

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Terminar la escuela era una promesa que le había hecho a mi abuela ya que a mis padres ni siquiera les importaba si la terminaba o no. Pero después de que ella falleciera todo se nubló y le había perdido el sentido a estudiar, pero tampoco es que me importara mucho.

Logré ingresar a una academia cerca del edificio al que me había mudado. El primer día ni siquiera fui porque me dio flojera, Ricky y Jiwoong me dijeron que ya lo deje, y que me dedique a vender algo. La droga era una opción, pero no quería terminar en la cárcel como otras personas que conocí.

—¿Si faltas mucho no crees que te terminen echando? —preguntó Jiwoong prendiendo el cigarrillo en su mano

—No, es sólo una academia, son dos años en los que tengo que sufrir ahí y por fin librarme de todo, si lo dejo no me sentiré bien conmigo mismo

—¿Por tu abuela?

—Sí —tomé la caja de cigarrillos sacando uno para próximamente prenderlo —pero ya no hablemos de eso

...

El viernes me desperté en la mañana, me sorprendí de mi mismo porque ni siquiera había puesto alarma, incluso había dormido tarde la noche anterior. Me paré y me cambié rápidamente para ir a la dichosa academia.

Solía vestirme de negro, desde que comencé a usar ropa de ese color ya no paré, además, me quedaba bien, no me imaginaba usando otros colores.

La academia era muy grande, como una secundaria cualquiera pero mejor construida, al caminar sentía las miradas de las personas sobre mí, yo simplemente los ignoraba. La mayoría de veces eran chicas susurrando lo atractivo que soy, pero a mi no me gustaban las mujeres.

Me senté en la última fila, como siempre, podía dormirme en medio de la clase y los profesores ni siquiera se daban cuenta.

No conocía a nadie y tampoco me importaba hacerlo, la clase acababa y yo sólo me iba. Y así fue durante días, días en los que sí me dieron ganas de ir.

—¿Hola? —una chica se acercó a mí —disculpa ¿entendiste esta parte?

—No —respondí rotundamente y seguí mirando mi teléfono, ella se paralizó unos segundos y después se fue

Siempre eran mujeres las que se me acercaban, quizás era necesario tener un tatuaje en la frente en el que pusiera: "i'm gay", no era mala idea, sería una tatuaje más para mí colección, de hecho estaba pensando en hacerme uno nuevo. En el lugar en donde me tatuaba también ponían piercings, era mi zona favorita.

...

Un día cualquiera, fui a una máquina dispensadora a sacar una monster, era mi bebida favorita, y me ayudaba a mantenerme despierto. Podré faltar a las clases pero jamás a los exámenes, los de recuperación era mucho más pesados, de todas formas siempre aprobaba aunque no estudie, llámalo suerte o como quieras.

—¿Te llamas Hanbin, verdad? —mientras intentaba abrir la bebida un chico se me acercó, lo miré de pies a cabeza, no se veía nada mal

—Sí, ¿por?

—Eh... no sé como vayas a tomar esto pero... —parecía dudar en lo que iba a decir —¿podría tener tu número? —bajó la mirada y me entregó su celular

No sé cuáles eran sus intenciones pero se todas formas le puse mi número. Al día siguiente me escribió pidiéndome si podía ir a su casa porque necesitaba ayuda. Claramente sabía que era una excusa, los dos queríamos lo mismo, y así fue como terminamos cogiendo en su habitación.

No estuvo nada mal, me gustaba tener sexo de vez en cuando, sabía que no era nada serio y podía desligarme fácilmente de las personas. Eso fue algo que se lo dejé en claro y él entendió.

No sé si fue que aquel chico corrió el rumor o algo pero más chicos se acercaron a mí, algunos eran del mismo salón pero la mayoría eran de otros, todos por la misma razón: sexo.

Me invitaban a sus casas y yo iba puntual, siempre con protección evidentemente, no quería que me pegaran alguna enfermedad.

Me tocó de todo tipo, unos promiscuos, otros vírgenes, otros totalmente locos los cuales creían tener una relación conmigo y siempre los ponía en su sitio.

Esos meses en la academia se empezó a volver monótono y aburrido, desde que estaba en la secundaria disfrutaba cogerme a otros, pero ahora ni siquiera eso me satisfacía.

Terminé faltando otra semana entera, pero aún así habían algunos me seguían llamando para otro encuentro, nunca les contestaba, cada persona que me escribía la archivaba, no importaba quien fuera.

En la clase de Literatura, el profesor había pedido hacer una exposición de un libro para la siguiente clase, de la cual no sabía nada porque había faltado la semana anterior, así que me quedé sin nota de nuevo.

Conecté mis audífonos y me puse a oír música, escuchar rock me calmaba, al igual que fumar, pero lamentablemente en la academia no se podía fumar.

El profesor caminaba lentamente por todos lados observando las exposiciones y al notar que se acercaba a mi sitio, pausé la música y miré la pizarra para fingir que estaba atendiendo algo. Sin embargo, mi vista se desvío por alguien más.

El chico que estaba exponiendo.

Es muy raro de explicar, pero me sentí muy extraño con simplemente mirarlo, todos me daban igual, pero con él me sentí diferente. Nunca lo había notado, ni siquiera sabía que compartíamos el mismo salón. Exponía muy bien y se notaba que sabía lo que decía.

Fue... deslumbrante.

Lo vi regresar a su sitio entre aplausos, se sentaba en el medio de la segunda fila junto a un chico, quizás era su amigo, pero eso no importaba. Ahora mi única atención sólo se centraba en él.

En Hao.

Hilo Rojo ~ HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora