CAPÍTULO 9

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Una semana después...

07:35 am hora del caos.

Hace una semana de mi encuentro en las carreras, hace una semana que no he vuelto a ver a ese hombre. Una semana en la que mi jefe ha estado más irritante de lo usual.

Lo único que agradezco es que no ha vuelto a llegar manchado de sangre.

Bajo del auto con Katherine en los brazos y su cuidadora ya me espera en la puerta.

- Siento mucho la tardanza, últimamente se niega a despertarse. – explico. Despertar a Kathie esta mañana se ha vuelto una odisea, pasó hasta altas horas de la noche con Nonna enseñándole nuevas palabras en italiano.

- No se preocupe, apenas pasaron cinco minutos desde la hora de entrada. – toma a la niña en brazos.

- Pórtate bien ¿Si? – asiente, sus rizos dorados se mueven al son de sus movimientos. – la nonna vendrá por ti a medio día, comprarán las decoraciones para tú cumpleaños.

- ¡Unicornios! – grita emocionada. Sonrío

- Traeré las invitaciones lo antes posible. – digo esta vez dirigiéndome a su cuidadora. Esta asiente. Me despido de mi hija y subo al auto.

Llego deprisa por un espresso doble para él y un caramel macchiato para mí. Heaven's cafetería ha pasado a ser mi responsabilidad, voy de vez en cuando y Meg se encarga de ayudarme en todo, al final Valentino se salió con la suya.

Quisiera tenerla todo el tiempo conmigo, espero algún día poder trabajar menos y poder pasar más tiempo con mi bebé, la necesito casi tanto como el aire que respiro.

Mi mente se mantiene ocupada en ella mientras manejo. Estaciono en el lugar reservado para mí y subo a toda prisa a la oficina.

Entro corriendo al último piso.

- Buenos días, Candace. – saludo a mi compañera, en la última semana nos hemos vuelto inseparables, solemos salir a comer juntas y chismorrear entre horas libres. Esta se levanta de su asiento, pero no le doy tiempo para responder.

Entro al despacho de Valentino sin tocar. Me arrepiento al instante.

Lo primero que veo es a una pelirroja de piernas largas con el vestido hasta las caderas y a mi jefe con el pantalón a las rodillas.

- ¡Oh por dios, lo siento tanto! – cierro la puerta de golpe y camino alarmada hacia donde Candace.

-Traté de advertirte. – sonríe apenada. – El señor Rossi está con Elizabeth Williams, ha sido su socia y amante durante años. Viene dos veces al mes, ya te acostumbrarás a su presencia.

- Ni siquiera la tengo en su agenda, pensé que ya conocía a todos sus socios.

- Es una socia VIP, como comprenderás. – se encoge de hombros. – El señor Rossi es quien te avisará de sus citas, procura despejar toda su mañana. – aconseja. No puedo evitar poner cara de asco.

- ¿Por qué no se van a un hotel?

- Porque es más divertido hacerlo en su oficina. – responde una voz suave a mi espalda. Cierro los ojos con fuerza antes de volverlos a abrir y voltear hacia ella. – Elizabeth Williams. – extiende su mano. - ¿Y tú eres?

- Katrina Davis. – acepto su mano en un fuerte apretón. – La asistente del señor Rossi.

- Oh. – dice con sorpresa. Una gran sonrisa aparece un su rostro. La miro confundida. – ¡Pero si eres muy bella y joven!

Muy bien, está no es la reacción que esperaba, más bien esperaba lidiar con la típica conquista, grosera, territorial y sumamente celosa.

Pensé que sería una mean girl en toda la extensión de la palabra.

Roma: pasión y balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora