CAPÍTULO 11

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Estacionamos frente a una alfombra roja. A su alrededor está lleno de prensa.

- ¿Lista para que los flashes te dejen ciega? – bromea. Asiento.

Baja del auto y rodea la camioneta para abrirme la puerta. Me ayuda a bajar.

Cruzo mi brazo con el suyo.

- Sonríe. – susurra antes de empezar a posar para las cámaras.

- Señor Cunningham, ¿Es su novia? – pregunta un tipo de lentes y grabadora en la mano.

- Eso desearía. – responde serio. Alzo mi vista hacia él. – Es solo una buena amiga.

La gente se vuelve loca con tal confesión. Los flashes empiezan a encandilarme y las voces de todos hablando al mismo tiempo a aturdirme.

"Es muy hermosa" "¿Cómo se llama?" "¿Dónde se conocieron?" son unas de las pocas frases que puedo captar.

El bullicio cesa poco a poco y prestan atención en la siguiente pareja. Valentino y Elizabeth.

Ella porta un vestido al estilo Jessica Rabbit y él un traje completamente negro, incluida la camisa.

Se me seca la boca al verlos, ¡Santo dios! parecen una pareja digna de portada.

El malestar en mi estómago vuelve a instalarse. ¿Qué rayos me pasa? ¿Por qué me molesta?

Los ojos de Valentino se posan en mí, recorriéndome de arriba abajo y me dedica una mirada de aprobación. Hago lo mismo con él.

Aprovecho que todos están distraídos y volteo a ver a David.

- ¿Por qué has dicho eso?

- ¿El qué?

- Acabas de decir ante la prensa que te gustaría que fuera tu novia. – le reclamo. ¿Cómo se le ocurre?

- Solo dije la verdad. – se encoge de hombros. – Me pareces una mujer hermosa e interesante y me gustaría conocerte más. – su confesión me toma por sorpresa.

- Yo...- no puedo. – Solo puedo ofrecerte mi amistad.

Se queda serio, tomándome de la cintura y guiándome a la fiesta.

Me asombro al ver lo hermosamente decorado que está. Miro a mi alrededor maravillada, una gran pista de baile, mesas con peonías blancas como centro de mesa, telas y luces que cuelgan desde el centro del techo hasta las esquinas. Nos detenemos frente a un lindo arco de orquídeas.

- Katrina, yo ya tengo muchos amigos, no me interesa que seas una de ellos. – acomoda un mechón de mi cabello detrás de la oreja. – Pero está bien, jugaré con tus reglas. - Sonrío.

- Gracias.

- De nada fierecilla. – otra vez me dedica esa mirada que no entiendo. - Entiendes que no parare hasta conquistarte, ¿cierto?

Asiento.

Una cosa es trabajar para un mafioso, hay formas de pasar desapercibida y otra muy distinta es salir con uno. David es apuesto, pero no estoy dispuesta a bailar con la muerte, tengo una hija de la cual preocuparme.

***

Narra Valentino:

Katrina y David.

Se me revuelve el estómago de solo verlos. El hecho de simplemente imaginármelos juntos me pone nervioso.

Estamos arrastrando a una inocente a un mundo lleno de perversión.

<< Eso no lo pensaste cuando la contrataste >> ignoro las voces de mi cabeza. << No finjas que esto es por su inocencia, estás celoso >>

Roma: pasión y balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora