CAPÍTULO 5

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Me despierto pasadas las tres de la madrugada. No tendré noticias de la operación de nonna hasta más tarde, sin embargo, eso no es lo que no me deja dormir, son unos dominantes ojos grises que se cuelan en mis sueños.

Pesadillas con él y sangre, eso es lo que no me mantiene despierta.

Me siento inquieta desde que lo conozco, algo oculta y necesito averiguar que es.

A las 6:00 am me doy por vencida, es claro que no voy a poder seguir durmiendo.

Recibo una llamada, busco el celular a tientas, solo una persona me marcaría tan temprano.

Contesto al cuarto tono.

- Señorita Davis, ¿La he despertado? - niego con la cabeza, pero pronto me doy cuenta que no puede verme.

- Para nada. - contesto a mitad de un bostezo. - ¿Qué necesita, señor Rossi?

- En mi oficina a la 7:00 am en punto. - ordena. - Necesito que prepare la sala de juntas para dos personas.

- ¿Algo más?

- El desayuno, ordénelo.

- Muy bien señor Rossi.

- Tenga buena mañana, señorita Davis.

Cuelga la llamada. Miro el celular irritada, ¿A caso es incapaz de decir por favor y gracias?, lo único que sabe hacer es vociferar órdenes.

Me levanto de la cama y voy directo a la ducha.

Gracias dios me lavé el cabello por la noche, así que lo agarro en una coleta despeinada.

Camisa tipo seda color lila, jeans y unos tacones cerrados en punta color nude. Maquillaje ligero y estoy lista.

Tomo mi bolso y bajo casi corriendo las escaleras. Dejo una nota para mamá, indicándole dónde estaré y pidiéndole de favor que lleve a Kathie a la guardería.

Busco el número del chef personal de Valentino, seguro que él puede enviar la comida con Alexander.

- Buen día. - suspiro aliviada cuando por fin contesta. - Soy Katrina Davis, la asistente del señor Rossi, necesito un desayuno para dos personas...- reviso el reloj, 6:35 am. - en cuarenta y cinco minutos, a las empresas Rossi, por favor.

- Ahí estarán, señorita. - asegura. Le agradezco y cuelgo.

Me apresuro a llegar a Heaven's, pido dos americanos y un caramel macchiato para llevar. Me decido por uno muffin de arándanos, después de todo no creo tener tiempo para desayunar.

Mientras espero Meg me cuenta que Gilbert, mi ex jefe, no aparece desde ayer por la noche, incluso se olvidó de cerrar el lugar.

- Tal vez por fin se decidió a robar todo el dinero y desapareció como el cobarde que es. - me entrega mis pedidos.

- También lo pensé, pero la caja está intacta, aunque su oficina está vacía.

- Tal vez lo despidieron. - me encojo de hombros. Algo hace clic en mi cabeza, Valentino, ¿Qué diablos hizo?

Mi ex compañera asiente, me despido de ella y acelero mi paso para llegar a las empresas Rossi.

Salgo de la sala de juntas justo a tiempo, Valentino, junto con un hombre desconocido y devastadoramente apuesto se acercan con prisa.

Rubio y unos ojos tan claros como el mismísimo cielo.

- Señor Rossi. – Saludo. Me da su típico asentimiento de cabeza, no es muy hablador por las mañanas. – Señor...

Roma: pasión y balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora