CAPÍTULO 31

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*Capítulo corto, pero se van a ir para atrás, disfruten mucho de la lectura, muchas gracias por el apoyo y no se olviden de comentar*

Narra Katrina:

03:00 am, 12-11.

Camino de puntillas hasta mi habitación, con la intención de no despertar a nadie.

La rosa rosa que descansa en mi cama llama mi atención. La tomo con cuidado y aspiro su olor. Voy por un jarrón pequeño y la coloco en agua.

Leo la nota.

"Solo por bonita, te adoro álainn"

Atte: David

Se me estruja el corazón de tan solo pensar en él. Tengo que ver la forma de terminarlo sin lastimarlo, lo que menos quiero es que sufra.

***

Narra Valentino:

03:00 am.

Ella me dijo que sí y yo me siento como la mierda. Tengo que terminar ese compromiso cuanto antes, aunque me lleve a la muerte misma.

No puedo casarme con Elizabeth.

La llamada entrante de Massimo me saca de mis cavilaciones.

- A la bodega, ya mismo.

Mierda. ¿Ahora qué diablos pasó?

Conduzco lo más rápido que puedo y llego en tiempo record.

Frunzo el ceño, todo está en orden, o eso parece hasta que se escuchan los gritos de histeria de Lena y Massimo llega corriendo a mí.

- ¿Qué mierda?

- Se ha vuelto loca, está amenazando con quitarse la vida si no la liberan.

- No tiene con que quitarse la vida, Massimo.

- Tiene dos días sin pasar alimento o bebida, se está matando de hambre.

- Hoy mismo me da el nombre y después yo mismo le hago el favor de matarla. – volteo mi hermano. – Trae al otro imbécil ruso, uno de esos dos me tiene que decir la verdad.

Massimo asiente y tomamos caminos contrarios.

Entro en el cuarto donde tienen custodiada a Lena.

Los labios secos, el cabello enmarañado, su piel blanca sucia, las cicatrices que le he dejado a lo largo de las torturas, pero lo que más me desconcierta es el olor a suciedad que desprende.

- ¿Vienes a matarme, por fin? – me encojo de hombros.

- Lo he estado pensado.

- проклятая итальянская мразь, ты идиот (Maldita escoria italiana, eres un idiota)

Sonrío.

- Me han dicho cosas peores querida, tendrás que ser un poco más imaginativa.

Escupe a mis pies con rabia.

- Tic tac, tic tac. – muevo mi dedo de un lado a otro. – El tiempo corre y no he recibido un nombre.

- Mátame. – pide. – Me harías un favor

- Oh no querida, yo no pienso matar aún, no si no recibo un nombre. – la puerta se abre, dejándome ver a mi hermano y a Oleg. – Por ahí me contó un pajarito que tienes un hermano. – sus ojos caen en el ruso. - Sería una pena verlo morir, ¿No es así?

- Señor...- habla Oleg

- Tú te callas. – lo interrumpo. – Entonces querida Lena, ¿Ya tienes ganas de hablar?

Roma: pasión y balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora