27-07. 18:30 pm
Entro a mi habitación, ya estoy harta de estar encerrada, y las visitas de Valentino no ayudan a mantener mi cordura, estar cerca de él me resulta difícil, todo lo que hago es recordar nuestro beso, su cercanía me afecta más de lo que debería. Lo deseo y lo detesto al mismo tiempo, ¿Cómo es eso posible?
- Señorita Davis. – Alexander entra en mi habitación. – David Cunningham la espera en su despacho.
Lo miro confundida, pensé que no querría volver a verme. No he sabido nada de él desde que le disparé a Blaine.
- ¿Se lo has notificado a Valentino? – asiente. Cierro los ojos con fuerza.
- Por favor dile que David ya se ha ido.
- Pero señorita...
- Haz lo que pido Alexander. – lo interrumpo. – Por favor, solo esta vez.
- Bien. – dice de mala gana. – Pero solo tiene quince minutos para hablar con él, o le diré al señor Rossi que el señor Cunningham volvió.
Asiento y bajo las escales apresurada.
Entro en el despacho, dónde David me espera de pie.
- ¿Qué haces aquí? – pregunto tan solo verlo. Mi voz lo sorprende, pero voltea a verme con una gran sonrisa en su rostro.
- Vine a ver cómo estabas. – se encoge de hombros. – Quise ponerme en contacto antes, pero entenderás que estaba lidiando con un pequeño problema. – asiento.
- ¿Está muerto? – pregunto y temo oír la respuesta.
- Por poco. – asegura. – No iba a permitir que cargaras con esa muerte Katrina. – vuelvo a asentir. Suspiro aliviada. No he matado a nadie, era una duda que no me dejaba dormir, lo único que hago por las noches es recordar el sonido del disparo y la sangre.
- ¿Quieres un café?
- Me encantaría.
Pido a Jenna que nos traigo uno y lo invito a tomar asiento.
- Tengo la ropa de tu madre en mi habitación, me gustaría devolvértela. – niega con la cabeza.
- No te preocupes, ni siquiera recuerda lo que tiene en su closet, seguro no le harán falta.
- No, insisto, me sentiría más cómoda si se la entregas.
- Bien. – dice no muy convencido.
Jenna entra a entregarnos nuestro café y aprovecho para pedirle que baje la ropa.
- Me da gusto que vinieras. – digo sincera. – Es bueno ver una cara amiga con todo lo que está pasando.
Sonríe.
- Tu y yo no somos amigos fierecilla, a partir de ahora mi único objetivo es conquistarte.
- David... - digo en advertencia.
- Lo sé, no estás preparada para una relación, pero déjame demostrarte que conmigo no te vas a arrepentir.
- A penas te conozco.
- Entonces danos la oportunidad de conocernos. – lo miro dudosa.
¿Debería?
Ni siquiera sé lo que siento, David me atrae, pero algo me lo impide.
<< Valentino es ese algo >>
Al diablo. Él está con Elizabeth y yo soy libre de salir con quien quiera.
- Podemos conocernos. – una gran sonrisa aparece en su rostro. – Pero como amigos.
- Como amigos hasta que te conquiste. – dice seguro. Ruedo los ojos.
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Roma: pasión y balas
Teen FictionKatrina Davis está hasta el cuello de deudas, sumando a eso una hija que cuidar y una abuela enferma de quien hacerse cargo, ni siquiera la ayuda de su madre es suficiente. Todo cambia cuando conoce a Valentino Rossi, un importante empresario con un...