CAPÍTULO 34

3.1K 166 52
                                    

* Siéntanse con la libertad de comentar a lo largo del cap, me encanta leerles, muchísimas gracias por el apoyo, espero disfruten mucho el capítulo*

14:00 pm

Hace dos horas que he convencido a David de que se marchara, he tardado bastante en convencerlo, pero por fin entendió que necesitaba estar solo.

No me cuestionó, no hizo ninguna pregunta acerca de mi relación con Valentino, pienso que era más por su salud mental que por la mía, aun así, agradezco el silencio.

Prometí hablar con él tan pronto volviera a Seattle, pero primero necesito respuestas.

El encabezado se repite en mi cabeza como un mantra: El esperado compromiso del hombre más codiciado de Seattle por fin se hace presente y nada menos que con la hija de una de las familias más poderosas de la ciudad, ¡Valentino Rossi y Elizabeth Williams se casan!

Quiero gritar de frustración, llorar de tristeza, pero ya lo he hecho bastante, me he quedado sin energía y sin voz.

Solo quiero que toda esta pesadilla acabe, que Valentino llegue y me diga que todo es mentira, que es parte de un plan suyo para destruir a un enemigo, lo que sea.

Se me escapa un sollozo. No puedo seguir así, tomo mis cosas y termino de empacarlas.

Para cuando guardo la última prenda, ya he dejado de llorar, despejo mi mente, tengo que saber la verdad.

Lavo mi rostro, borrando la evidencia de cualquier llanto y espero paciente a que llegue.

Tiene que haber una buena explicación.

La puerta se abre y la figura del hombre alto que conozco tan bien entra por ella. Me mira afligido, supongo que no escondí tan bien mi estado de ánimo, nos cubre una nube lúgubre.

- ¿Qué ha pasado? ¿Y David? - inspecciona la habitación.

- Se tuvo que ir a Seattle, algo de una reunión importante. - miento.

- Y yo que tenía tantas ganas de saludarlo. - se burla. La sangre me hierve del coraje, pero por ahora lo disimulo, no es momento de mostrar mi ira.

Me pongo de pie, tomando distancia.

Tomo la tetera y la preparo para servirme un café.

- Katrina, ¿pasa algo? - dejo caer la tetera con más fuerza de la que pretendía. Niego con la cabeza.

- ¿Tendría que pasar algo? - me mira desconcertado. - ¿Algo que tengas que contarme?

Ahora es él quien niega con la cabeza. ¡Dios, no puedo creer su cinismo!

- Más bien tu eres la que tiene que contarme algo. - alega. - ¿Qué fue lo que pasó? ¿Le dijiste que no?

Me encojo de hombros, haciendo que empieza a desesperarse.

- No hubo tiempo de platicar de eso. - respondo cortante, ¿Cómo se atreve a preguntar después de comprometerse con Elizabeth?, no tiene vergüenza.

- ¿Cómo qué no?

- No. - sentencio

- ¿Por qué?, debiste decirle que no de inmediato. - responde furioso.

- ¿Entonces le digo que no y luego tú me dejas? – pregunto molesta. Las lágrimas pican en mis ojos y amenazan por salir.

Su confusión aumenta, intenta acercarse, pero lo detengo.

- ¿Dejarte? ¿Por qué haría eso?

Saco mi celular, mostrándole la noticia. Sus ojos se abren con sorpresa, su cuerpo se tensa.

Roma: pasión y balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora