Narra Valentino:
25-07. 05:45 am
Estaciono la camioneta frente a la bodega y me reúno con David.
- ¿Dónde está? - voy a terminar de matarlo. Señala dentro de la bodega y me encamino hacia allá.
- Antes de que entres ahí, debes de saber que está muy herido, Katrina le ha disparado en un pulmón, le han hecho un procedimiento quirúrgico y está conectado a un tubo.
- Lo hubieran dejado morir.
- No iba a dejar que Katrina cargara con esa muerte, no le corresponde. - asiento. Yo soy quién debería de pensar en esa situación, no él.
- Solo llévame a él. -David entra en el lugar y lo sigo. Avanzamos por todo el pasillo hasta llegar al último cuarto.
Ahí está, colgando de cadena, con un tubo que sale de su pecho y conecta a una máquina. Hijo de puta.
El señor Cunningham se acerca a mí y me da una palmada en el hombro. Él sabe que esto es sangre por sangre.
Ambos Cunningham me dejan a solas con él.
Me quito el saco y lo dejo a un lado, me doblo las mangas hasta llegar al pliegue del codo. Camino alrededor de él.
Pálido, ojeroso, con sangre escurriendo de la boca.
Me agacho hasta quedar a su altura.
- Veo que te has puesto cómodo. – tomo una de las cadenas que sujeta su muñeca y la muevo con fuerza, haciendo que un gesto de dolor cruce su cara. – Por tú culpa mi hermano se está debatiendo entre la vida y la muerte. – le arremeto un golpe en la mandíbula. Expulsa sangre de su boca. – Esa bala debió matarte.
- Esa perra me las va a pagar, mis hombres ya la deben estar buscando. – escucharlo hablar de Katrina hace que me hierva la sangre.
- Te recomiendo no seguir esa conversación. – le advierto.
- ¡Vaya, vaya, encontramos el punto débil del gran Rossi! – se regocija, aún tiene la fuerza para sonreír a pesar de su estado. Le borraré esa puta sonrisa. – Un consejo querido Valentino, jamás dejes que una mujer sea tu talón de Aquiles, cavarás su propia tumba. – hace una pausa. – Y la tuya también.
Le doy otro golpe, está vez en la nariz. Grita de dolor y sonrío cuando lo veo sangrar.
- Cierra el hocico, Blaine.
Lo golpeo hasta que me canso. David pone una mano en mi hombro, me suelto de su agarre y camino hacia el bastardo que tengo enfrente.
Tomo el tubo que sale de su pecho y lo jalo con fuerza, dejando que la sangre haga un charco a su alrededor. Su grito de dolor suena como música para mis oídos.
- Te estoy dando una razón para que me caces a mí primero, hijo de puta. - me agacho hasta quedar a su altura. - Pon una sola mano sobre ella, tócale una sola fibra de cabello y te mato. - susurro en su oído. Tomo mis cosas y camino hasta David. - Si quieres eliminar una plaga, te recomiendo dejar que se desangre. - digo antes de seguir andando.
Limpio mis nudillos con un pañuelo y me monto en mi camioneta.
***
Son pasadas las cinco de la tarde y me encuentro encerrado en mi despacho.
"Tengo una hija"
"Se llama Katherine, está a punto de cumplir tres años y es el ser más precioso que ha pisado la tierra. "
Las palabras de Katrina resuenan en mi cabeza. ¿Cómo pudo? ¿Cómo se atrevió a ocultármelo?
Por un carajo, claro que la hubiera contratado. No sería mi asistente, no se hubiera enterado nunca realmente a lo que me dedico y, sobre todo, no hubiera puesto mis ojos en ella, pero la habría contratado.
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Roma: pasión y balas
Teen FictionKatrina Davis está hasta el cuello de deudas, sumando a eso una hija que cuidar y una abuela enferma de quien hacerse cargo, ni siquiera la ayuda de su madre es suficiente. Todo cambia cuando conoce a Valentino Rossi, un importante empresario con un...