CAPÍTULO 33

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* siéntanse con la libertad de comentar a lo largo del cap, me encanta leerles, muchas gracias por el apoyo y espero disfruten mucho el capítulo *

Narra Valentino:

Soy un idiota en toda la extensión de la palabra. No existe ningún cliente, vine a Aspen para reunirme con el tío de Elizabeth, es el único que está en contra de nuestro matrimonio y el único que puede ayudarme a deshacer todo esto.

Traje a Katrina porque no la quería cerca de David, mucho menos después de que él le propusiera matrimonio, los celos me estaban carcomiendo. Casi me vuelvo loco cuando padre me lo contó, quería arrancarle la cabeza, por suerte Massimo llegó para controlar la situación.

Me salvo de matar a mi padre por ser el mensajero e iniciar una guerra sin fin con el clan Cunningham, aunque esa es inevitable una vez que David se enteré de mío y su mujer.

Hago una cara de asco, "su mujer", tan solo de imaginarlo clamar esas palabras me dan ganas de vomitar. "su mujer" y una mierda. Katrina es mía, mi mujer, de nadie más.

<<Escúchate, pareces un loco>>

Katrina me mira con una llamarada de ira bien disimulada ante los ojos de alguien más, pero no ante los míos.

- Mucho gusto, señor Williams. – saluda. – Es un placer conocerlo.

Trago en seco, Que dios se apiade de mí, molestar a esta mujer es lo último que quiero.

<< ¿El gran Rossi tiene miedo? >>

Precaución me suena más acertado.

Necesito contarle cuanto antes sobre lo de Elizabeth, el 1ro de Diciembre está cada vez más cerca y yo me acobardo cada que tengo la oportunidad.

- Cara. – voltea a verme como si me hubiera vuelto loco. Me inclino hacia ella. – Él lo sabe. – susurro en su oído. – Relájate.

Sonríe ocultando su molestia. Voltea hacia Nathaniel.

- Señor Williams. – llama. - ¿Nos permite un momento?

- Por supuesto. – asiente levemente. – Los espero en la pista.

Espera paciente a que se marche. Una vez que desaparece voltea a verme con cuchillas en los ojos.

- ¿Qué quieres decir con que "él ya lo sabe"? – imita mi voz. - ¿Te has vuelto loco? ¡Es el tío de Elizabeth, por dios!

Alza las manos al aire.

- Nathaniel siempre ha estado en contra de mi relación con Elizabeth, le agrada la idea de que yo tenga a alguien, y lo mismo quiere para su sobrina. – explico.

Camina de un lado a otro, con los brazos en jarras, susurrando grosería en italiano.

- ¿No hay que fingir? – pregunta por fin. Niego con la cabeza. - ¿Para nada? – vuelvo a negar. - ¿Y por qué está él aquí?

- Porque es el cliente con que me iba a reunir. – sigo la mentira. – Y es el dueño del lugar. – esta vez digo la verdad.

Asiente.

- Muy bien, ¿Por qué no te adelantas? – lo miro extrañado.

- ¿No quieres que te enseñe a esquiar?

Niega con la cabeza.

- Prefiero hacerlo sola.

- ¿Por qué?

- Porque voy a caerme y estresarme, quiero que me veas hacerlo bien.

Ruedo los ojos, pero supongo que no me queda otra que aceptar su decisión. La atraigo hacia mí y tomo su rostro entre sus brazos.

Roma: pasión y balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora