CAPÍTULO 25

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* Siéntanse con la libertad de comentar a lo largo del cap, me encanta leerles, saber que mis palabras causan reacciones en ustedes, muchas gracias por el apoyo*

Llego al comedor, donde la mesa ya está puesta y la comida lista para servirse. Mi mamá y Jenna se lucieron, todo se ve perfecto.

Katherine está sentada con David, hablando animadamente.

Busco en la habitación hasta dar con Valentino, quien se encuentra en tranquilo en una esquina, observando.

Me acerco a él.

- ¿Disfrutas la vista? – me mira de reojo.

- Tienes un hogar muy bonito. – comenta.

- Bueno, tú lo compraste.

- Me refiero al ambiente. – explica. – Ustedes la vuelven un hogar, la llenan de calidez y alegría. Me agrada. – confiesa despúes de una pequeña pausa.

El sentimiento de calidez crece en mi interior y no puedo evitar sonreír.

- Te ves muy bien, por cierto. – esta vez me sostiene la mirada. – si me disculpas. – se retira, dejándome con la palabra en la boca.

Su comentario me hace sentir extraña de un buen modo y eso me asusta. Valentino no debería provocar estas reacciones en mí, pero lo hace y no sé cómo manejarlo.

Veo a mi madre entrar en la habitación con un vestido hasta las rodillas color azul marino. El color hace resaltar su blanca piel.

- ¿Y Valentino? – pregunta tan solo verme.

- Ha salido a hacer una llamada. – informo, asiente. Sus ojos estudian la habitación. - ¡David! – mi novio alza la cabeza en su dirección, sonriéndole.

- Mónica. – se acerca a ella, saludándola animosamente. - ¿Cómo estás?

- Estupenda. – sonríe. Su vista se desvía. – Tú debes ser Valentino. – volteo a verlo, imponente como siempre. Asiente. – Te vi en la fiesta de Katherine, pero no tuve el placer de presentarme. Mónica Davis. – extiende la mano.

- Valentino Rossi. – acepta el saludo. – Ya veo de donde Katrina sacó lo hermosa. – mi madre se sonroja y David rueda los ojos.

Le doy un pellizco, reprendiéndolo.

Jalo de su saco y lo atraigo hacia mí.

- Compórtate. – susurro.

- Me estás pidiendo demasiado. – besa mi mejilla. – Pero está bien, solo por hacerte feliz.

Sonrío.

- Pasemos a comer. – anuncia mi madre. ¿Y la abuela?

Katherine se acerca corriendo a Valentino y lo jala de la mano, haciendo que se agache a su altura.

- ¡Mira! – señala su frente. – Me han hecho puntos.

- Y son unos puntos fantásticos. – responde igualando la emoción de mi hija. - ¿Se portó bien el doctor? – indaga. Ruedo los ojos, no puedo creer que le esté sacando información a mi hija.

Asiente.

- Es muy bueno. – dice convencida. – Me pidió volver en una semana, ¿Vendrás conmigo? – pregunta esperanzada.

Valentino voltea a verme, esperando que lo saque de la situación.

- Cariño, Valentino es un hombre muy ocupado...

- Me encantaría. – le asegura, interrumpiéndome.

David se tensa a mi lado, pero no dice nada. Tendré que hablar con él más tarde.

Roma: pasión y balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora