* Siéntanse con la libertad de comentar, me encanta leerles, es mi parte favorita de subir un capítulo. Disfrútenlo mucho, muchas gracias por el apoyo. *
Narra Valentino:
10-12, 14:30 pm
Entro a la oficina con la esperanza que Katrina siga aquí, no me sorprendería que no estuviera, después de todo Massimo se ha quedado a cargo y es posible que le haya dado los días libres hasta que yo me dignara a aparecer.
Las puertas del elevador se abren y lo primero que veo es el cubículo de Katrina vacío. No puedo evitar que un sentimiento de añoranza y decepción inunde mi pecho.
- ¡Ya les dije que el señor Rossi no se encuentra presente, por favor vuelvan en otro momento! - ¿Es ella? ¿O ya estoy alucinando?
Sigo su voz, casi corro hasta llegar a ella.
Verla me impacta un poco, sigue igual de hermosa, de eso no me cabe duda, pero su aspecto es un reflejo del mío, está más delgada y un aura triste descansa sobre ella.
Su rubio cabello está agarrado en un apretado moño, a excepción de dos mechones que salen de su frente.
Me llevo la mano al corazón, ¡Dios, es hermosa!
Ansiaba tanto verla.
Las miradas de Russell, Alek y Takahashi caen en mí.
- ¿No que no estaba? - Russell es el primero en hablar, señalándome. La cabeza de Katrina gira a una velocidad sorprendente y su mirada sostiene la mía.
Abre la boca y vuelve a cerrarla inmediatamente, negándome escuchar su voz.
Carraspeo.
- ¿Qué hacen aquí?
- Es Lena. - habla Alek. El ceño de Katrina se frunce con confusión ante la mención de esa mujer.
- ¿Qué pasa con ella?
- ¿Quién es ella?
Preguntamos al mismo tiempo, ambos dirigiéndonos a Alek.
- Es la amante de Blaine, quien nos atacó en Rusia. - contesto por él. Asiente sin voltear a verme.
Russell se percata de ello y sé que pronto lo tendré encima, interrogándome y exigiendo todo tipo de detalle.
- ¿Y qué es lo que tiene? - sigue preguntando, ignorando mi presencia.
Dios, quiero tomarla de los brazos y zarandearla, hacer que me hable, que me mire por más de cinco segundos.
- Se está desangrado. - Alek me mira preocupado. - Estaba embarazada, con todos los métodos de tortura que implementábamos en ella me sorprende que no abortara antes.
Mierda.
- ¿Y qué hacemos aquí todavía? - pregunto desesperado. Los tres hombres se empiezan a mover, tomo a Katrina del brazo y la arrastro contigo. - El lugar de mi asistente es a mi lado. - ordeno. Aprieto mi agarre cuando intenta liberarse. - Llama a Myers lo quiero cuanto antes en la bodega 4.
- No puedo hacerlo, mi celular está en mi escritorio. - habla por fin. - Además tu agarre no me lo permite.
- Suerte que tienes un brazo libre. - sonrío arrogante. Saco mi celular del bolsillo y se lo entrego. - Dile que es urgente.
Toma mi celular de mala gana y marca el número.
- Dr. Myers. - dice en un tono inusualmente coqueto. Me tenso de inmediato, ¿Qué pretende? - Estoy muy bien, gracias por preguntar. - el idiota le dice algo más al teléfono y ella ríe. Me parece que alguien es hombre muerto. - Escucha, tenemos una situación urgente en la bodega 4, ¿crees poder llegar cuanto antes? - se queda en silencio más tiempo de lo habitual, ¿Qué tanto le puede estar diciendo el imbécil ese? - Por supuesto que me encantaría ir a cenar contigo. - no puedo más, arrebato el celular de sus manos.
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Roma: pasión y balas
Teen FictionKatrina Davis está hasta el cuello de deudas, sumando a eso una hija que cuidar y una abuela enferma de quien hacerse cargo, ni siquiera la ayuda de su madre es suficiente. Todo cambia cuando conoce a Valentino Rossi, un importante empresario con un...