Aquel año, el verano en K'haem se presentaba más fuerte que nunca. Hacía unas semanas que se anunció la posibilidad de sufrir una ola de calor en todo el reino, y la reina Asha Kumari temía por que fuese cierto.
Estaba embarazada de nueve meses, y sentía que cada minuto que pasaba, era un minuto menos para el nacimiento del nuevo miembro de la familia real de K'haem. Yamir y Shaila, sus otros dos hijos, ansiaban el momento para darle la bienvenida a su nueve hermane. Sin embargo, el rey Ravi hubiera preferido que su esposa diese luz en otra época del año. El día que rompió aguas, llamó a los mejores médicos de todo el reino para que asistieran al parto. Asha se encontraba en su habitación con una bata alrededor de su cuerpo y con varios pares de ojos puestos en ella, esperando el mínimo movimiento para poder intervenir.
Yamir y Shaila querían entrar. Daban vueltas alrededor del palacio y le preguntaban a su padre cuánto tiempo tardaría su madre en «recoger» a su nueve hermane. Y como era de esperar, como contestación le soltó otra de las muchas mentiras que se le decían a los niños pequeños respecto a la procedencia de los bebés. Esta no fue diferente.
—Vuestra madre tiene que firmar un contrato con el líder del mundo de los bebés. —Sus palabras sonaban convincentes para dos niños de dos y tres años—. Tarda un poco, pero en nada podréis jugar con elle.
El rey Ravi llamó a un par de sirvientas para que se llevasen a sus hijos del palacio y pasaran el tiempo que durase el parto con ellos. Shaila, de ojos oscuros y mirada curiosa, giró el rostro por última vez antes de salir por la puerta. En cambio, Yamir, de cabellos rizados y alborotados, caminaba hasta salir al jardín sin mirar atrás, decidido y convencido por las palabras de su padre.
El parto acabó después de doce horas, y la reina tenía entre sus brazos a su nuevo bebé. En cuanto abrió los ojos, oscuros con motitas avellanadas, supo cómo llamarle.
—Jade.
La maternidad en K'haem era motivo de celebración. Cada vez que un bebé llegaba al mundo, los K'haedianos lo celebraban con una fiesta en honor a la llegada de una nueva vida. Ahora tenían que limpiar sus impurezas. Las madres, en cambio, eran ajenas a estas fiestas debido a que obligatoriamente tenían que pasar mínimo unos cuarenta días descansando del parto.
Con el paso de los años, el nuevo miembro de la familia Kumari se fue adaptando a su entorno. Corría entre los pasillos del palacio mientras miraba las lámparas ovaladas que colgaban del techo; reía cuando se caía en el barro; y lloraba cada vez que su hermano mayor le pegaba en el brazo. Aun así, los tres hermanos estaban muy unidos. Shaila intentaba hacerle ver que en lugar de devolverle el golpe, fuese a decírselo a alguno de sus padres. Yamir y Shaila eran como el bien y el mal, ambos referentes para el crecimiento de Jade.
Una de las cualidades por las que destacaba le joven Jade, era por su curiosidad y apetito del saber. Estaba aprendiendo a combinar sonidos entre consonantes y vocales de los libros educativos e ilustrados que le encargaba su tutora. Quería saber más, y preguntar por qué se leía así o qué eran las figuras que adornaban cada página.
Cuando cumplió los cinco años, Jade ya era capaz de leer cuentos cuyo vocabulario era más complicado de lo recomendado para su edad, esforzándose en aprender todas y cada una de las palabras. Shaila lo admiraba, e incluso se unía para escuchar a su hermane leer. En cambio, Yamir lo fastidiaba quitándole el libro y poniéndole entre sus manos una pelota. Según él, Jade, nacide varón, tenía la obligación de jugar con él.
Uno de esos días vio a un niño en el palacio que le resultaba completamente desconocido. Su cabello era tan dorado como el Sol y tenía los mofletes muy rosados. A su lado, había un hombre de mediana edad hablando con su padre. Pasó junto al pequeño, no sin antes intercambiar curiosas miradas.
—Hoy es un buen día, Jade —dijo la reina colocando una mano sobre su hombro. Jade, confuse, la miró dispueste a preguntar por una razón. Ella se adelantó—. Tu padre es un hombre muy sabio, y gracias a él tendremos paz en nuestro reino dentro de muy poco.
Seguía sin comprender demasiado a lo que se refería, pero con el paso del tiempo, Jade entendería a que se refería a una alianza. Esa misma tarde, el reino de K'haem firmó un contrato con el de Baìshrich, lugar del que procedía aquel niño que, posteriormente, uno de ellos se convertiría en uno de los mejores amigos de le joven.
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Mar de Niebla (COMPLETO)
Science Fiction✨️PRECUELA DE MAR DE COBRE.✨️ Jade es le menor de los hermanos Kumari y no tiene un puesto tan importante como su hermano mayor, Yamir Kumari y futuro príncipe heredero del reino de K'haem. Siempre busca algo nuevo con lo que entretenerse. Un día, g...