«Demostrar que no tenía emociones era un símbolo de fuerza, y la única manera de hacerlo era aguantar sin apartarle la mirada a tu enemigo. Ahí se descubre que no era una persona débil.»
O eso creía Simon.
Los soldados del palacio lo habían encerrado en una celda donde apenas podía moverse con soltura. Era estrecha, húmeda y desprendía un olor similar al de la tierra mojada. Podría estar peor, sí, podría ser como las celdas del barco donde antes navegaba, que estaban llenas de telas de araña en cada esquina.
O eso le había contado su ex-jefe, porque nunca antes se había atrevido a comprobarlo por sí mismo. Ya tenía suficiente con cada uno de los rumores que se extendían sobre las torturas que se hacían a aquellos que desobedecían las órdenes del capitán. Algunos eran ciertos, pero otras eran inventadas por los «testigos» que vieron cómo aquellas personas desaparecían del navío.
«Todo tiene un porqué», se repetía, «Si ha pasado esto, es porque te lo has buscado».
Entonces, por esa regla, las consecuencias de su traición habían sido esas: ser capturado y encerrado en un país extranjero, y ser acosado por unos soldados que querían información y lo hacían por el morbo del misterio.
Apenas era capaz de abrir los ojos y ver a una gran figura que se hallaba enfrente de él. Sus brillantes ojos no apartaban la mirada de su cuerpo enroscado.
—¿Simon?
Una voz familiar. En concreto, una ronca con una pizca de preocupación en el tono.
El muchacho logró abrir los ojos por completo.
—Gracias a los Dioses —suspiró—. Estás vivo.
«¿No debería estarlo? ¿Debería acaso?»
—¿Yamir?
El príncipe respiró hondo y se agachó hasta estar a la altura del muchacho. Sin embargo, no tardó en volver la preocupación tras ver que su ropa estaba sucia, arrugada y rajada. Poco tardó en dirigir sus ojos a la piel que quedaba descubierta que, como temía, presentaba algún que otro arañazo reciente, alguna cicatriz de una herida ya curada, y hematomas provocados por varios golpes.
—¿Qué es lo que te han hecho? —gruñó, agarrando los barrotes de la celda para apretarlas con fuerza—. No puedo creer que...
—Créelo —contestó en un susurro—. El rey cree que yo... soy una amenaza.
—¿De dónde has sacado eso?
El príncipe empezaba a perder los nervios, pero tenía claro que no podía presionar a Simon por el estado en el que se encontraba. Era un milagro que siguiera vivo.
—Es algo obvio.
—Fuera lo que fuese, te voy a sacar de aquí. No te preocupes, nadie nos está escuchando. He pedido privacidad para hablar contigo —aclaró tras ver dibujada la duda en su rostro—. ¿Crees que eres capaz de aguantar unos días?
—No... lo sé —tosió—. Tengo aguante, pero esto es doloroso.
—Lo sé, debe serlo; pero prométeme que aguantarás, pollito. Tú no tienes la culpa de nada.
***
—Tengo que descubrir la verdad —murmuró Jade mientras paseaba por cada pasillo de la biblioteca del palacio—. Si mi teoría es cierta, debería de haber libros que hablen sobre piratería.
Se rascó la cabeza, nerviose, echando un ojo rápidamente a sus espaldas para comprobar que el guardia que lo escoltaba se había quedado en la puerta. Por suerte respetaba su espacio, aunque no mucho si tenía que estar detrás de elle como si fuera un perrito faldero.
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Mar de Niebla (COMPLETO)
Science Fiction✨️PRECUELA DE MAR DE COBRE.✨️ Jade es le menor de los hermanos Kumari y no tiene un puesto tan importante como su hermano mayor, Yamir Kumari y futuro príncipe heredero del reino de K'haem. Siempre busca algo nuevo con lo que entretenerse. Un día, g...