«Esto no puede estar pasando».
«Esto tiene que ser una pesadilla. Un mal sueño. En cualquier momento me despertaré y nada de esto habrá sucedido. Todo habrá cambiado».
Por mucho que pasara el tiempo y abriera un ojo, pensando que estaba tumbade sobre la cama de palacio sudando por una pesadilla, la realidad era otra. Su vista estaba fija en aquella pared de cobre con engranajes y cables cuya electricidad circulaba dándole vida al Fénix. Jade seguía abrazando a Shaila con fuerza, y ella sollozaba en su hombro sin dejar de temblar, sintiendo que el mundo finalmente se le había echado encima. Los gritos desgarradores de su hermano se le habían clavado en la mente.
Se tenían que levantar. Tenían que salir de allí lo antes posible, volver al barco, y volar hacia K'haem. No podían seguir, y ya no había nadie que pudiera decirles lo contrario. Ellos mismos vieron como Nasra huía de la oleada de Máquinas que lo devoraron.
¿Las Máquinas necesitaban comer? ¿Conocían lo que era el hambre? Si no era así, ¿qué explicación lógica habría? ¿Sería algún tipo de programación? ¿O eran que acaso, tal y como era el propio Fénix, seres con consciencia propia, con inteligencia? Era cierto que no se podían comunicar, al menos con palabras, pero tampoco sabían nada de ellas.
Las piernas de Jade tambalearon cuando se levantó. Tenía sujeta a Shaila, que se negaba totalmente a echar un vistazo a su alrededor. Elle tampoco quería hacerlo, pero sabía que no podían quedarse allí eternamente, al borde de perder la cordura.
Tomó aire antes de abrir los ojos para ver lo que tenía delante. Con los nervios a flor de piel, pestañeó y fijó la mirada en dirección a donde había estado su hermano.
—¿Yamir? —balbuceó.
No había rastro alguno del príncipe, ni siquiera de su ropa. El sitio lo ocupaba Simon, que yacía en el suelo encogido sobre sí mismo en un charco de sangre que teñía tanto su ropa como algunos mechones del pelo. Ya no estaban las Máquinas que los atacaron. Habían desaparecido de la habitación y solo quedaban aquellas que no habían tocado a nadie y seguían el mismo patrón: revisaban las coordenadas, le daban a los botones de los paneles, salían y se perdían por otras habitaciones.
—¿Simon? —murmuró Jade, dando un par de pasos hacia su cuerpo—. ¿Simon? Respóndeme, joder.
Era inútil. Estaba inconsciente.
Shaila, que por fin se separó de su hermane y contempló la escena con sus propios ojos, se agachó, todavía asustada y con la mirada perdida, para tomarle el pulso. Un suspiro de alivio salió de sus labios, pero su mirada mostraba preocupación.
—Está vivo, pero...
—¿Qué pasa? —Jade se agachó también, girando el cuerpo para ponerlo boca arriba. Puso una mano en su mejilla y le dio varios toquecitos.
No respondía a ningún estímulo.
—Creo que las Máquinas han pensado que estaba muerto y por eso lo han dejado.
—¿Y dónde cojones está Yamir? —preguntó con rabia, apretando la mandíbula. Jade se levantó, sintiendo cómo una oleada de emociones le nublaban la razón. Una de las más primitivas, la ira, estaba tomando el control de su mente. Tuvo varios impulsos que desembocarían en una pelea donde no podría salir victoriose—: ¿Dónde cojones está nuestro hermano?
Antes de que Shaila respondiese, Jade ahogó un grito y golpeó con fuerza la pared. No sentía dolor físico. Sus manos, temblorosas y con la piel levantada, volvieron a golpear la pared hasta hacer brotar la sangre.
—¡Jade! ¡Para! —Shaila se levantó y le agarró del brazo. Jade, por reflejo, la apartó bruscamente y Shaila dio un par de zancadas hacia atrás y chocó contra la pared.
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Mar de Niebla (COMPLETO)
Science Fiction✨️PRECUELA DE MAR DE COBRE.✨️ Jade es le menor de los hermanos Kumari y no tiene un puesto tan importante como su hermano mayor, Yamir Kumari y futuro príncipe heredero del reino de K'haem. Siempre busca algo nuevo con lo que entretenerse. Un día, g...