Capítulo 33

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El rey se quedó sentado esperando a que alguien abriera la boca para que le dieran una explicación. Jade miró a Shaila, que sostenía la mano de Valeria con fuerza mientras la niña se acurrucaba sobre ella y se tapaba un oído como podía. A medida que pasaba el tiempo el ruido del exterior aumentaba, era una mezcla entre los gritos de guerra de los guardias y el chirrido de las Máquinas al moverse, además de algún que otro golpe metálico.

La guerra acababa de empezar, y ellos estaban allí, cruzados de brazos viendo el tiempo pasar. El monarca se mostraba cada vez más impaciente, a la vez que nervioso, y fue cuando la duda de si realmente allí estarían a salvo surgió en la mente de los presentes.

—Nadie vio lo que pasó. Él murió protegiendo a... a un amigo muy preciado para él —contestó dubitativa. No le gustaba referirse a Simon como un amigo, cuando para Yamir, había sido algo más que una simple amistad.

El rey levantó una ceja ante la respuesta de su hija.

—¿A un amigo preciado? ¿Quién era su amigo? Y en caso de hacerlo como dices, ¿por qué no le ayudasteis? —preguntó, no muy convencido.

—¡Papá! —vociferó Jade, volviéndose a levantar de su asiento—. No es el momento para hablar de esto. Ahí afuera está nuestra gente muriéndose. —Señaló la puerta de salida—. ¿De verdad esperas a que te contemos con todo lujo de detalles lo que pasó con nuestro hermano en mitad de una guerra que has provocado tú mismo?

—¿Sabes, Jade? Te he permitido todo tipo de comportamiento inapropiado hacia mi persona durante tantísimo tiempo porque sabía de tu curiosidad innata y tu fanatismo por lo desconocido —comentó mientras se levantaba del asiento. Apretaba los puños y los dientes, y estuvo apunto de golpear la mesa—. Te recuerdo que estamos aquí por tu culpa —enfatizó, ahora señalándole—. ¿Quién fue si no le que cogió un barco con sus hermanos y se fue por ahí de aventuras con un supuesto «mapa del tesoro»?

Jade guardó silencio mientras Shaila ahogó un grito.

—Todo esto que estás viendo lo has hecho tú.

—Tú —murmuró, finalmente. Un par de gotas luchaban para salir del lagrimal, pero las contuvo. No quería darle a su padre el lujo de verle llorar. Una rabia interna crecía en su interior. Tragó saliva para evitar tartamudear, pero las piernas le temblaron un poco—. Tú me has usado para llegar al Fénix.

—Majestad —dijo Kiran, levantándose también del asiento. Él, al contrario que Jade se mantenía firme a pesar de estar muerto de nervios—. Ya no podemos ocultarlo más. Seguro que si le explicáis a le príncipe nuestro plan, lo comprendería y no le hablaría con tan poco respeto.

Los ojos de le príncipe habían rodado hacia el lord para luego volver a fijar la mirada en su padre.

—Te he usado por una razón. K'haem es un reino que en su tiempo trató de formar una alianza con Lottaine, no sé si lo recuerdas de tus clases de Historia.

—¿Y para qué quieres al Fénix Mecánico?

—Para conquistar Lottaine —contestó Kiran, con una mirada decidida—. Ese país es el número uno en fabricación de armas de fuego, además de ser un país especializado en pólvora. Sus minas nos ayudarían muchísimo a fabricar metales de mejor calidad y aumentaría nuestra economía, y con ella, la calidad de vida de nuestros habitantes.

—¿Y para eso necesitáis arrasar con un país entero?

—Ese país tenía ya los días contados antes de la guerra civil. Nosotros ayudaríamos a terminar con ella. Si lo miras bien, les estaremos haciendo un favor.

Jade negó rápidamente con la cabeza y miró de nuevo a su hermana, la cual había adoptado una actitud de completa pasividad en la conversación.

—Shaila —le llamó la atención. Ella alzó el rostro para mirarle totalmente desconcertada—. ¿Tú qué piensas de todo esto?

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora