Capítulo 22

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No había sido un sueño.

Shaila volvió a abrir los ojos y se incorporó un poco para apoyar suavemente la espalda en el cabecero de la cama. Estaba más descansada, pero sentía varios pinchazos tanto en los brazos como en las piernas al moverlos. Su cuerpo seguía necesitando descansar, pero su mente no era capaz de seguir viajando en el mundo onírico. Además, las preocupaciones volvieron a aparecer. Haber estado dormida no significaba que había olvidado todo lo que había ocurrido.

Todo, a excepción de una parte, del cómo había llegado hasta allí.

Puso un pie en el suelo seguido de otro para levantarse lentamente y estirar las extremidades. Dio un paso hacia delante, sintiendo que una de sus piernas tambaleaba. Se agarró a la silla en la que Kiran había estado sentado para no caerse y cerró los ojos, respirando hondo. Parecía que su cuerpo no estaba por la labor de responder bien a sus órdenes, pero no quería quedarse de brazos cruzados sin saber cómo el lord los había recogido. Suponía que sus hermanos también tendrían preguntas, y tal vez a ellos ya se las habían resuelto.

Todo había pasado demasiado rápido.

Logró salir del camarote y siguió el largo y estrecho pasillo hasta llegar al exterior. Allí se encontraba el lord junto a Yamir y Simon, que conversaban con él mientras se tomaban una copa de vino. Apostaría que estaba intentando ganarse la confianza de ambos chicos ofreciéndoles el alcohol que él mismo destilaba. Realmente lo hacían los trabajadores que tenía contratado el duque de K'haedonia, su padre. La familia Chakraborty no solo estaba en la boca del pueblo por el duque, también era famosa por tener una de las mayores empresas de fábricas de vino en todo el reino de K'haem. Y, por supuesto, Kiran iba a sacar provecho de ello para persuadir a cualquier noble alardeando de la proveniencia de sus productos mientras lo cataban.

—¿Os gusta? —preguntó Kiran, mientras le daba un sorbo a su copa—. Ese que estáis probando ahora es de reserva. Tendrá alrededor de nueve años.

—Está muy bueno —degustó Yamir, irónicamente. En su opinión, había probado vinos mejores—. Aunque no vendría mal acompañarlo con un buen tentempié. ¿No tendrás queso de cabra y mermelada por casualidad?

—Lo siento, mi señor. Por desgracia, no dispongo de muchas exquisiteces a bordo —contestó algo nervioso, frotándose los dedos. En comparación con el otro príncipe, Yamir sí le intimidaba. Le sacaba más de una cabeza y sus músculos no eran nada comparado con los de él.

—Era broma —soltó una risotada, dándole una palmada en la espalda, satisfecho por haber hecho sentir incómodo al prometido de su hermana—. Hay que ver cómo os ponéis los duques. Bueno, en tu caso, el hijo del duque, ¿verdad, Simon?

Simon, que había permanecido callado durante la conversación y había dedicado parte del tiempo a beber de su copa, dio un pequeño respingo y lo miró con los ojos entrecerrados, asintiendo con una leve sonrisa.

—¿Ya estás borracho? Joder, qué poco aguante tienes.

Kiran no sabía qué le sorprendía más, si la actitud tan campechana que mostraba el príncipe o ver cómo uno de sus brazos rodeaba el hombro del otro chico y lo atraía hacia él con un cariño que nunca antes había visto; ni siquiera en sus padres cuando estaban juntos. Ellos siempre se habían mostrado fríos y distantes, al menos, cuando él estaba presente. Otra cosa que le llamaba la atención era que el príncipe estaba prometido con otra persona y, aunque fuese normal tener amantes antes y durante el matrimonio, este era un hombre.

—Nunca había visto a Yamir así.

La voz de Jade hizo que Shaila saliese del ensimismamiento.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora