Decían que el tiempo lo curaba todo, pero ellos creían que hacía falta algo más.
Una vez a solas, los pensamientos de Jade se llenaron de recuerdos que tenía con Yamir. Recordaba cuando eran más pequeños y jugaban al pilla-pilla y se escondía detrás de Shaila para que su hermano no le diera un empujón; también, las veces que se saltaba el entrenamiento y huía hacia el invernadero de la reina y arrancaba flores para hacerle una corona y después regalársela tanto a él como a su madre. La reina abría la boca para regañar a su hije, pero le parecía tan tierno aquel gesto que siempre lo acababa perdonando. Yamir era un poco reacio a tener flores sobre su cabeza, pero también lo aceptaba hasta que en uno de esos días una abeja se asomó entre los pétalos de una rosa y le picó en la mejilla. Durante esos días tuvo la cara hinchada, y aunque refunfuñase y frunciera el ceño, terminaba por reírse junto a elle mientras decía en voz alta: «Esto significa que todavía me queda bastante para ser un buen guerrero. Si no puedo con una abeja, no podré con un hombre», a lo que elle contestaba: «Ya verás que sí, ten más reflejos a la próxima. Qué gracioso sería que el príncipe heredero perdiera contra una mosca».
Yamir cambió con el paso de los años. Y aquel Yamir cálido y sonriente se convirtió en uno más frío y gruñón. Su hermana decía que era normal, porque a él se le había puesto toda la responsabilidad de ser el heredero de la corona a sus espaldas y tenía que dar una imagen diferente. Una autoritaria, como la de su padre, una que no dejase ver ni una pizca de sensibilidad. Y Jade lo entendía, en cierta parte, del por qué pasaba tanto tiempo en la sala de entrenamiento. Nunca se lo había dicho directamente, y hablar con él era misión imposible porque se cerraba en banda, pero deducía que se desahogaba con el ejercicio físico. Él mantenía la idea de convertirse en guerrero, y lo llevaba a rajatabla. Shaila pensaba que lo hacía para complacer al rey. Ella también trataba de hacerlo cuando agachaba la cabeza y asentía ante sus peticiones. Sin embargo, Jade no; elle había hecho lo que quería siempre y cuando cumpliera las normas de palacio. Cualquier travesura que hiciera se compensaba con sobresalientes y buena actitud en las clases con su tutor y halagos que recibía por parte de su instructor. Aunque el combate no fuese lo suyo, no le era complicado distraer a Yamir o a cualquier oponente que se enfrentase a elle. Sospechaba que le dejaban ganar.
Ahora era imposible pensar en eso, ya que la última travesura que hizo lo llevó hasta donde estaban actualmente. Aquello significaba haber recibido un golpe de realidad, donde las consecuencias de sus actos marcaron un antes y un después en sus vidas.
—Voy a salir a tomar el aire. —Le estaba siendo complicado quedarse allí de brazos cruzados esperando a que viniera un milagro—. Voy a hablar con Kiran.
Shaila miró a Valeria, poniéndole una mano sobre su hombro.
—Nosotras también vamos. —Miró a la niña, que evitaba mantener el contacto visual durante mucho tiempo sobre ellos—. Te sentará bien tomar el aire. Estás conmigo, ¿vale?
Ella asintió, aunque no estaba muy convencida de querer salir.
—Tengo miedo —confesó.
Shaila se agachó para ponerse a su altura. Pasó un dedo sobre su mejilla y le apartó los mechones azabache que caían sobre su rostro.
—No me voy a separar de ti.
—Vamos los tres juntos —propuso Jade—. Si nos quedamos aquí encerradas puede que nos coman las arañas. —Un escalofrío recorrió su cuerpo. Se llevó las manos a los brazos, rascándose un poco.
Valeria se rió por lo bajo.
—Las arañas son bonitas.
—Lo serán para ti —respondió Jade arqueando las cejas—. Quiero oír una explicación sobre eso. ¿A quién en su sano juicio le parecerían bonitas?
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Mar de Niebla (COMPLETO)
Fantascienza✨️PRECUELA DE MAR DE COBRE.✨️ Jade es le menor de los hermanos Kumari y no tiene un puesto tan importante como su hermano mayor, Yamir Kumari y futuro príncipe heredero del reino de K'haem. Siempre busca algo nuevo con lo que entretenerse. Un día, g...