Capítulo 13

4 2 0
                                    

—Ha sido tal y como habíais previsto.

—Era previsible, su majestad —Sonrió satisfecho.

—¿Y no sospechó nada encontrando esos documentos en la biblioteca?

El soldado negó con la cabeza.

—Le estuve observando sin que se diera cuenta.

—Parece que su hije no es tan astute como pensamos —comentó un muchacho de tez morena, gafas redondas, con el cabello peinado hacia atrás y envuelto en un abrigo negro y bordados dorados.

El rey Ravi centró su atención en él. Estaba sentado en el centro de una mesa larga y rectangular adornada con diversos aperitivos y licores de frutas y vino de la reserva. Los presentes, el príncipe Eric junto su prometida Elizabeth, el hijo del duque de K'haedonia, Kiran, y varios soldados de confianza, saboreaban aquellas delicias mientras discutían.

—¿Creéis que saldrá tal y como hemos planeado? Le tengo mucha estima, Kiran, no olvidéis que sois mi mano derecha.

Kiran sonrió y le hizo una reverencia con la cabeza.

—Créame, saldrá. ¿Recuerda que yo os dije que lo más probable es que se irían? Siguen siendo unos jóvenes con ganas de descubrir el mundo. Cuanto más misterio, mejor. Está bien de vez en cuando dejar alguna evidencia para que se acerquen a nuestro objetivo.

—Perdona que interrumpa —tosió Eric, terminando de saborear su copa de vino. Elizabeth se mantenía al margen de la conversación, pero no dejaba escapar ninguna palabra que salía en ella—. ¿Cuál es el verdadero propósito de esto? ¿De qué sirve tener a los príncipes y a la princesa fuera del reino?

—Fácil —contestó Kiran antes de que el rey abriese la boca—. Dudo mucho de que desconozcáis la leyenda del Fénix Mecánico. Como príncipe heredero de Baìshrich has de conocer la historia de la Guerra de los Reinos, ¿no es así?

Eric asintió.

—Me la contaron como decís, como una leyenda, pero mis clases de historia no se centraron en ese periodo. El Fénix Mecánico fue un apartado que mi tutor prefirió no mencionar demasiado.

—Ya, bueno, seguro que algo aprendisteis. —Kiran suspiró, volviendo a centrar la atención en el rey, inquieto por aquella interrupción—. Ellos, tarde o temprano, se dirigirán al Mar de Niebla. Mandaremos un barco para observarlos y en cuanto se encuentren con el Fénix, nos encargaremos de que recojan las últimas piezas. Así podremos expandir el reino fácilmente.

—¿Acaso pensáis en provocar una guerra? El país de Lottaine ya sufre de una guerra civil —preguntó Eric, enarcando una ceja.

—Parece que váis recibiendo el mensaje, príncipe Eric.

Eric no estaba de acuerdo. No le convenía meterse en una guerra que no le pertenecía. Suficiente tensión había en el suyo, especialmente en la ciudad donde estaba situado el palacio, como para envíar a sus mejores soldados a combatir en una guerra sin sentido.

Pero, si se diera el caso, no tendría más remedio que participar. Ambos reinos estaban unidos por un tratado desde hacía muchos años y temía que por culpa de su opinión el suyo pudiera correr también peligro. K'haem era una nación poderosa, y tenía que conservar el Tratado de Paz.

***

Yamir, nervioso, daba vueltas sobre la cubierta mientras Simon se masajeaba la frente con dos de sus dedos.

—Te juro por los Dioses que nos reconocieron. Por eso se nos quedó mirando.

—¿Pero os han seguido? Eso es lo importante. —Shaila también empezaba a perder los nervios, pero trataba de mantener la cabeza fría.

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora