Capítulo 24

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Jade no iba a ser le únique que no estuviese atade. Tampoco se resistió, era inútil. A simple vista, en cubierta podía ver como a unos veinte bandidos. A saber si habría más por ahí merodeando por los camarotes. No pudo evitar pensar en la posibilidad. Temía que le hiciesen daño a Valeria, que todavía descansaba en la enfermería. Además, Yamir y Simon no estaban en la cubierta.

Giró la cabeza, y justo vio cómo sacaban a los chicos del interior del barco. Yamir trataba de resistirse moviendo los brazos y las manos, pero tenía a un hombre igual de grande que él que lo estaba sujetando. Simon, al contrario, no oponía resistencia.

Kiran salió detrás de ellos con la mirada clavada en el suelo. También lo habían capturado.

Los tiraron junto a los demás con brusquedad. Nasra, el capitán del Rorcual, sonreía victorioso.

—Recapitulemos, ¿qué es lo que tenemos aquí? —preguntó mirando a uno de sus compañeros.

—Al príncipe heredero de K'haem, a la princesa y al más pequeñe de sus hermanos. —Su ojo, casi blanco, analizó a cada uno mientras los nombraba. En cuanto posó su mirada en Simon, esbozó una pícara sonrisa—. A un traidor. —Y, por último, pasó a Kiran—. Y a nuestro «cliente», si es que podemos llamarlo así, mi capitán.

—Eso es cierto. —Nasra se adelantó para quedarse cara a cara con el lord. Lo agarró del cabello y lo obligó a levantar la mirada para que se cruzase con la de él—. ¿Creías que con unas máscaras ibas a despistarnos? —Soltó una risotada, señalando posteriormente su ropaje—. Podrías haberte cambiado de ropa al menos, niño pijo. —Lo soltó sin mostrar delicadeza—. Y bien, ¿vas a contarme por qué compraste mis preciados productos que eran para otro cliente? ¿Sabes lo que me ha costado conseguirlos? —Escupió en el suelo.

Las miradas de los príncipes se posaron en el lord, confusos, tratando de pedir explicaciones.

Pero Kiran no contestó.

Nasra se volvió a acercar a él, con rabia, y le atizó una bofetada tan fuerte y escandalosa que el lord tuvo que toser y escupir un poco de sangre por el impacto.

—Tú y yo hablaremos muy seriamente —informó—. Chicos, cogedlo y llevadlo a un camarote. A cualquiera. En un rato voy y ajustamos cuentas.

Los ojos del lord se hicieron más grandes e intentó resistirse inútilmente a las manos de los piratas. Entre dos lo cogieron y se lo llevaron hasta desaparecer de la vista de los demás.

—¿Qué es lo que buscas? —Encaró Yamir, aunque, a pesar de estar desafiándolo con la mirada, le dolía el pecho por los fuertes latidos de su corazón.

—Ahora mismo he encontrado lo que buscaba. O al menos, una de las cosas que buscaba —respondió entre risas.

—Señor —sonó una voz a la lejanía. En concreto, una de una mujer que se aproximaba con varios documentos en las manos.

—¿Qué pasa?

—Tienes que ver esto.

El capitán del Rorcual se acercó a ella, acortando la distancia para ver qué había en aquellos papeles. Sus ojos se abrieron más, sorprendido, pero satisfecho. Los cogió él mismo para leerlo detenidamente mientras la muchacha que había llegado posaba la mirada sobre los rehenes.

—Quédate aquí con ellos. Voy a hablar con el niño pijo.

***

Kiran estaba aturdido, con la mirada perdida tratando de no perder la cordura diciéndose a sí mismo que saldría de aquel aprieto. Estaba claro que había cometido un error, pero no era uno cualquiera con el que se podría resolver por la vía diplomática, sino todo lo contrario. No conocía bien a aquella banda, pero algo de lo que sí estaba seguro, era que no se andaban con chiquitas y si tenían que utilizar la violencia para comunicarse, lo harían.

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora