Capítulo 4

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Yamir y Shaila estaban sorprendidos por cómo su hermane manejaba el barco sabiendo que no tenía experiencia. Elle estaba tranquile, con los dedos sobre el timón admirando el amplio mar de nubes que se mostraba por los cielos de K'haem. No sabían cuánto tiempo llevaban allí arriba. Una, dos, o incluso tres horas, pero Shaila empezaba a estar preocupada.

—¿De verdad sabes manejar esto? —preguntó, acercándose a Jade—. Pensé que padre no te había pagado las clases de piloto.

—Y no lo hizo. Aprendí por mi cuenta.

—¿Qué?

—Oh, venga, Shaila; no te preocupes. Si Jade ha podido levantar este cacharro, estoy seguro de que podrá aterrizar sin problemas.

«Bueno, eso es más complicado», pensó le chique, bajando la mirada.

—Porque... sabrás hacerlo, ¿no? —Yamir insistió, notando que su hermane estaba ensimismade.

—Bueno, no estás equivocado de todo. —Suspiró, volviendo a sentir algo de culpabilidad. Ya era demasiado tarde. No tendría porqué estar fingiendo. Ya estaban arriba, entre las nubes, no podía seguir ocultando sus verdaderas intenciones. Ya todo estaba hecho—. Verás, nunca he pilotado un barco. Esto ha sido una pequeña idea de venganza en contra de los planes que tiene papá para mí. Como no quiero casarme, cogí un barco cualquiera y me elevé. Solo que no quiero dejaros atrás. Por eso os traigo conmigo.

Sus hermanos se quedaron boquiabiertos, sin saber muy bien qué decir. Conocían todas y cada una de las facetas de su hermane, pero no aquella, que parecía ser la más perversa. Ahora todo tenía más sentido.

—Entonces nos has mentido para que vayamos contigo a saber dónde —puntualizó Yamir, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

—Exacto.

—¿Y no has pensado que esto podría considerarse un secuestro?

—También, pero mirad lo agusto que estáis aquí, respirando aire fresco y yendo a vuestras anchas. Pensad que si fuese sido un secuestro de verdad estaríais atados de pies y manos en un camarote oscuro y mugriento.

—Eso me tranquiliza, Jade —dijo su hermano irónicamente—. ¿De verdad has hecho todo esto por no querer afrontar la realidad?

—¿Qué realidad? ¿La de casarme con una tía que ni conozco? ¿Expandir el apellido de los Kumari? No me hagas reír, Yamir, si no fuera porque tú vas a heredar el trono pensarías lo mismo que nosotros.

—¿Nosotros?

La mirada de Yamir se fijó en Shaila, que se hallaba cabizbaja.

—¿Shaila? ¿Tú piensas como elle?

—Más o menos —resumió, sin querer entrar en detalle.

—No me jodas que piensas que esto es buena idea.

—Puede que no sea la mejor de todas, pero Jade tiene parte de razón, Yamir. Padre no puede obligarnos a casarnos con quien él quiera.

Jade y Shaila miraron fijamente a su hermano, confuso y sin saber muy bien qué decir.

—¿Habéis planeado esto vosotros?

—Más bien, he sido yo sole —aclaró Jade—. Shaila ha venido aquí con la misma idea que tenías tú, la de un paseo.

—Y no va a ser solo un paseo, ¿verdad?

Jade prefirió no seguir contestando. En cambio, Shaila parecía haber cambiado de idea. Tenía la boca abierta, y estaba dispuesta a seguir con la conversación que Yamir había dado por finalizada. Enfadado, se fue de la cubierta para adentrarse en el interior del barco, buscando un sitio donde dejarse caer y relajarse.

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora