Capítulo 11

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La llamada de Jade hizo que Eric llegase a K'haem tal y como habían acordado. En apenas tres días, el príncipe del reino de Baìshrich se presentó junto a una muchacha de aproximadamente su edad, cabello largo, castaño y rizado adornado con oro en un recogido. Ambos vestían con colores a conjunto. Los avellanados ojos de su prometida se posaron sobre los príncipes y la princesa de K'haem nada más pisar tierra. Al contrario que Eric, ella parecía no estar afectada por el viaje.

Los tres hermanos los recibieron con una reverencia y se presentaron brevemente ante la nueva visitante.

—Elizabeth Stafford —pronunció, agarrando los bordes de su vestido azul para devolverles la reverencia.

—Nada mal —murmuró Jade para sí, dirigiendo la mirada a los ojos de su amigo, que se encontraban totalmente hipnotizados por la presencia de Elizabeth.

«Oh, pues va a ser verdad que está enamorado», pensó, escondiendo una sonrisilla.

Al segundo, fue a mirar a sus hermanos. Yamir se había parado para conversar con los dos invitados y Shaila parecía haberle puesto el ojo a Elizabeth, y ella tampoco le quitaba la mirada a su hermana.

«No puede ser verdad», pensó, «Como ella y mi hermana... »

—Bueno, Jade, ¿para qué me has pedido que venga?

Los pensamientos de Jade fueron interrumpidos por la voz de su amigo.

—Cierto, cierto. Tengo que hablar contigo a solas. A solas. —remarcó, mirando a los demás como si estorbaran en la conversación.

Eric dejó escapar un suspiro.

—Está bien.

—¡Bien! —Aplaudió suavemente en el aire—. Yamir, Shaila, enseñadle a nuestra nueva invitada el palacio. Sin prisas, por supuesto. No queremos que la visita sea rápida.

Eric quiso preguntar por la extraña actitud de su amigue, pero elle ya lo había agarrado del brazo y lo había alejado del resto. Tenía muchas cosas que contarle, y también muchas otras que preguntar, pero no sabía por dónde empezar sin darle un bombazo de información. Tal vez era una mala idea, porque Jade conocía muy bien a Eric y seguramente le diría algo como «Has vuelto a leer historias de fantasía», «Eso es imposible. No existe algo como tal», «Jade, en serio, necesitas descansar y volver al mundo real».

Pero ese tipo de respuestas eran algo normal entre los príncipes y las princesas. Si habían sido criados con ideas conservadoras y habían seguido las normas de manera muy estrictas, actuaban tal y como lo hacía su hermano Yamir.

Aunque él no lo hacía de la misma manera después de haber vuelto al palacio.

En cuanto llegaron al jardín, lo guió hasta un patio con una mesa y varias sillas rodeadas de flores rosas y amarillas. Por encima, adornaba un arco donde las hiedras se deslizaban por la madera y le daban un aspecto de lo más natural y fantasioso. Eric empezaba a sospechar, y antes de sentarse en una de las sillas se paró en seco para toser y hablar.

—No sé de qué va esto, Jade, pero sabes que estoy prometido.

—Sí, lo sé —contestó, sonriendo de medio lado—. Pero esto no tiene nada que ver con una declaración de amor. A no ser que quieras una, claro. —Le guiñó un ojo.

Eric bufó, y Jade soltó una leve carcajada.

—Tranquilo, campeón, por mucho que nos deseemos no te lo voy a poner fácil. —Jade se sentó en una de las sillas, observando cómo el medidor de paciencia invisible de su amigo disminuía con cada segundo que pasaba— En realidad quiero hacerte un par de preguntas, pero prométeme que no me tomarás por friki de la lectura.

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora