Capítulo 6

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El Vendaval estaba justo donde Jade predijo: a babor del barco en forma de ballena. Agradecía que la luz de la luna acogiese a la mayoría de los tripulantes enemigos en sus respectivos camarotes; o eso pensaba, porque mientras Yamir y elle corrían por los pasillos con el rehén en brazos escuchaban algunas voces provenientes de los propios camarotes.

«Intuyo que es hora de cenar». Aquello era un punto a favor, aunque por desgracia, no eran de piedra y maldecían cada vez escuchaban gruñir sus estómagos.

Al menos, dentro del Vendaval había guardado comida suficiente para una semana.

—Bueno, nos vas a decir cómo te llamas —escupió Yamir quitándole el pañuelo de la boca al rehén.

El muchacho tosió, cogió aire y lo miró con ojos desafiantes.

—Como si fuese a hacerlo.

—Oh, pues claro que sí lo harás. —Lo agarró del cuello de la camisa y elevó el puño—. O me dices quién eres, o mejor, quiénes sois, o te hundo la cara.

—¡Qué miedo! —se mofó—. Sabéis que no tardarán en volver, ¿verdad? ¿Sabéis que puedo gritar para que vengan a buscarme?

—¿Qué?

—Yamir, déjalo. Si no quiere hablar, pues que se quede mudo —concluyó Jade volviendo a ponerle el pañuelo en la boca—. Además, eso que dice no lo hemos pensado. Hemos huído, sí, pero tenemos que tener en cuenta que nuestro barco sigue estando capturado por esa ballena jorobada. Podrían llegar en cualquier momento y Shaila sigue ahí arriba.

Yamir soltó al rehén y se rascó la cabeza.

—Nuestra prioridad es buscar a nuestra hermana ahora —dijo decidido—. Ha sido una incauta adelantándose. A saber qué habrá pasado con esos dos piratas.

—No seas tan duro con ella, Yamir. Se ha sacrificado por nosotros y lo último que tenemos que hacer es regañarla. —Jade le dio un pequeño empujón a su hermano, sin apenas fuerza—. Quédate tú con el pollito, y yo voy a buscarla.

—Lo que me faltaba ahora era que te capturasen a ti también —refunfuñó.

—¿Entonces no puedo contar con mi noble hermano, capaz de pasar noches sin dormir protegiendo a los suyos? ¿Mi noble hermano, que llegará a ser príncipe y uno de los mejores guerreros de todo K'haem?

Las mejillas de Yamir se tiñeron de un tono rosado. Avergonzado, miró hacia otro lado para evitar toparse con la mirada de su hermane.

—Venga, vete. No me hagas cambiar de opinión. Confío en ti, Jade. Confío en que traigas a Shaila sana y salva, o de lo contrario...

—Sí, de lo contrario me vas a castigar con horas extras de entrenamiento con la espada en cuanto pisemos el palacio. Sí, lo capto —se burló, sacándole la lengua antes de poner un pie fuera del camarote—. Ah, y no le quites el pañuelo al prisionero hasta que no llore o suplique entre ruidos. Hazme caso, podría gritar.

—¿Te han dicho alguna vez que das miedo a veces?

—Alguna que otra vez.

En cuanto cerró la puerta de su camarote, se dirigió a la cocina del Vendaval para coger una manzana y darle unos bocados antes de salir. Ya con el estómago más lleno y cargade de energías, dio un par de zancadas para salir del navío y agarrar una cuerda para balancearse y caer dentro de la cubierta del otro barco. Sabía que era peligroso, que en cualquier momento podría poner mal un pie y caer al vacío, pero la vida no le había dado unas alas para tenerlas de decoración.

Intentó hacer el mínimo ruido posible. Por suerte, la cubierta estaba despejada. O al menos, no tenía a ningún pirata a simple vista.

«Supongo que seguirán cenando. Eso, o bebiendo. Esta gente no es que huela muy bien precisamente».

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora