Capítulo 19

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La habitación que Simon tuvo la mala suerte de descubrir era una de las tantas que se hallaban en el interior de la base llena de robots con aspecto humanoide: las Máquinas. La tripulación del Rorcual poseía alrededor de unas cincuenta unidades, pero esta se redujo a unas veinte a causa del incendio. Aunque, por una se pagaba una gran cantidad de dinero, y haciendo cuentas, ellos saldrían beneficiados; Nasra se sentía frustrado porque sabía que, por una parte, tendría que restar de esa ganancia en restaurar la base de nuevo; por la otra, no era lo mismo vender trescientas Máquinas que quinientas, y la idea de haber perdido dinero no le había hecho mucha gracia.

Kiran lo notó, pero no quiso hacer hincapié en su estado, ni tampoco preguntar demasiado. Había oído cómo susurraba la palabra «prisionero» en un tono que podría ser insignificante, pero que en los ojos del mismo capitán se había proyectado la desesperación.

El lord no fue el único que se quedó perplejo tras haber comprado ciegamente unas veinte Máquinas. Los guardias reales lo miraban pidiendo explicaciones de por qué los tripulantes del Rorcual transportaban aquellos seres inertes dentro del barco real, pero ninguno pudo abrir la boca hasta que él se despidió y dio la orden de ascenso.

—¿Señor? —Se atrevió a pronunciar uno, una vez de vuelta al cielo.

—¿Sí?

—¿Qué acaba de hacer?

Kiran suspiró lentamente.

—Ni yo mismo lo sé. Pero era seguirles la corriente, o ser descubiertos. ¿Tú qué habrías hecho en mi lugar?

—Yo... Si se hubiesen puesto agresivos, sacaría las armas.

—Sacar las armas en un país extranjero el cual está enemistado con el reino, ¿verdad? Aunque K'haem no tenga enemigos en este preciso momento, Lottaine nos tiene al acecho. Si no fuese por Su Majestad, ya se habría desatado una guerra entre nosotros.

—¿Y no podemos aprovechar que ellos están matándose los unos a los otros?

El lord fijó su mirada en él, y se colocó bien las gafas.

—No nos conviene enseñar esa cara ahora mismo. En cuanto acaben, estarán tan cansados que necesitarán de nuestros recursos. Recuerda que seguimos teniendo un acuerdo con ellos, no solo con Baìshrich. Aunque... esta compra inoportuna nos puede ser útil. Volvamos a K'haem, aunque nuestra prioridad sean los príncipes y la princesa, tenemos que enseñarle al rey nuestros nuevos juguetes.

Ninguno de los guardias cuestionaba las decisiones que tomaba el lord, aun sabiendo que aquello no estaba dentro del plan, pero Kiran no admitía ningún tipo de contradicción.

***

El ambiente se volvía más tenso a cada segundo que pasaba. Yamir seguía esperando una respuesta al acto más impulsivo que había hecho en mucho tiempo. Lo había sido tanto que hasta él mismo se sorprendió. Estaba paralizado y avergonzado con los músculos totalmente tensos.

Sin embargo, por mucho que el corazón de Simon gritase que cortase la distancia y se fundiese entre sus labios, la razón era quién controlaba su cuerpo. Sus manos se posaron sobre sus brazos para apartarlo y dar un paso hacia atrás. Sus brillantes ojos lo delataban, creando una disonancia entre sus deseos y acciones.

—No es el momento —tartamudeó, sintiendo las mejillas calientes.

—¿Por qué no? Si los dos queremos... —Yamir se rascó la nuca y miró hacia otro lado.

Simon tomó aire.

—Por dos cosas: La primera, eres un príncipe, y seguro que estás comprometido con otra persona; la segunda, no es momento para... eso. Ya sabes.

Mar de Niebla (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora