NOCHES DE LUNA LLENA

Capítulo 24

Nota:

Buenas tardes bebecitas hermosas, espero que disfruten de cada capítulo, de esta historia llena de mil sensaciones, odio, amor, pasión, maldad, celos, envidia, pero sobre todo el poder con el que se sienten algunas personas para decidir sobre los demás.

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Capítulo 24

Juliana entro en el departamento y mientras Valentina cerraba todo Juliana se dirigió a la habitación todo el pasado paso frente a sus ojos, un dolor la invadió, el deseo de morir por el desprecio de sus padres la supero, se sentó en el piso, pegada su espalda al borde de la cama. Valentina entro la miro a una mujer abrazada a sus rodillas, con su cabeza metida entre sus piernas...

Valentina se acercó se sentó a su lado, respiro profundo

Seis años atrás el día después de la graduación

5:00 pm

Valentina yacía en su habitación, alejada de su hermana, amigas, no tenía a quien recurrir, no le permitían usar su teléfono, solo mantenía la esperanza de saber que Juliana no se haya ido del pueblo.

- No te irías sin mí, no creo. ¿Cómo podría saber ella que me encerraron? Juls no me dejes sola mi amor. Valentina hablaba sola en su habitación, lloraba sin cesar, desea poder hacer algo, pero si salía de casa no tenía a donde ir, le harán daño si la encuentran conmigo. Lo mejor es que no estemos juntas. ¿Juls y si no te has ido? Se levantó y tomo una mochila, donde metió lo necesario, salió por la ventana, no podía irse en su auto, así que se fue en bicicleta. Comenzó a recorrer el pueblo por los sitios menos transitados y llego al lugar donde habían quedado para irse. Las lágrimas comenzaron a fluir, salían como fuente de agua, miro a su alrededor y no había nadie. Después de una hora se dio por vencida. Se regresó por el mismo sendero que había tomado, y esta vez sí se encontró a alguien, quien venía iba en bicicleta también.

- ¡Valentina! Grito Bridgette, pero ella no hizo caso y esta la comenzó a seguir - ¡Valentina! Seguía gritando la chica hasta que Valentina escucho, cuando volteo a ver no se percató de una piedra y Valentina cayó al suelo, la bicicleta por un lado y la rubia al otro.

- ¡Mierda! Grito la rubia, levantándose y sacudiéndose la tierra. Allí se acercó más la morena

- ¿Estas bien? Preguntó Bridgette, pero Valentina quería evitar que la vieran con su cara demacrada y la cara roja de tanto llorar. Así que fue a levantar su bicicleta y sin darle el rostro respondió

- No fue nada, descuida, estoy bien, no vi la piedra.

- Pequeña, no estás bien tus manos están sangrando, ven. La tomo de la mano la morena y Valentina la miro a la cara - ¿Qué te paso? ¿Alguien te hizo daño? Y Valentina con apenas 17 años se sentó a un lado del camino y comenzó a llorar, tal vez necesitaba sacar todo el dolor que tenía, y quizá Bridgette y ella no eran amigas, pero necesitaba desahogarse. Esta se sentó a su lado y le abrazó sin decir una palabra...

Actualidad

Valentina tenía a su lado a su gran amor, paso sus manos por la espalda de esta y le abrazó, ellas tenían que hablar de todo lo que había pasado. Pero en ese momento solo bastaba el dulce abrazo de las dos enamoradas. Juliana se inclinó al cuerpo de la rubia, y sintió el abrazo, mientras ambas lloraban.

***

El amor tenía que ayudar a sanar a las dos chicas, ellas tenían que contarse muchas cosas, recuperar el tiempo perdido, hablar de sus vidas en esos seis años, lo único que no había cambiado en ellas era el amor, pero ellas habían cambiado, ellas no eran las mismas, ellas habían hecho una vida en esos seis años, tenían nuevos amigos, y especialmente amigas que habían fortalecido sus emociones en ese tiempo. Sus vidas ya no eran las mismas, no eran las adolescentes de la escuela. Eran dos mujeres con planes, con algunos desafíos y una de las dos no incluía a la otra.

- ¿Te gusta desayunar? Pregunto Valentina, al ver entrar por el marco de la cocina a su morena quien ya había dormido 7 horas, después del colapso en el evento del pueblo. Juliana se acercó a esta quien se servía café y preparaba unas tostadas con mermelada y crema de maní. Esta se le paro a un lado, solo llevaba puesto una playera se cruzó de brazos.

- Lo siento Val, no debí comportarme así. Esta la miro, se paró a su lado y busco mirar sus ojos. Juliana por unos segundos miro el piso

- ¡Juls! Esta la llamo a mirarla y Juliana accedió y se perdió en su mirada

- No debí, no soy buena con los tragos, eso era en la escuela, ya no soy tan resistente y con todo ese mar de sensaciones. Ayer no debí hacerte pasar ese mal momento. Decía sin quitarle la mirada

- Juls eso no me afecta, me afecta el hecho que estas sufriendo, que tal vez no fue una buena decisión tener que someterte a esto con tus padres. Valentina sentía culpa por lo que estaba sucediendo, era evidente que no quería que su chica sufriera.

- No Val, tú no tienes culpa de nada, mis padres son personas sin sentimientos, me duele mucho y es algo que pensé haber superado, pero la verdad no he superado una mierda. Valentina se acercó tomo el rostro de la morena en sus manos. Pegaron sus frentes, Valentina, con su mirada puesta en los labios de la morena.

- Tenemos muchas cosas de las cuales hablar, todo es tan rápido mi amor, pero creo que si debí pensar en la reacción de tus padres. Expresaba Valentina suavemente.

- No princesa, no, ellos deben ser consecuentes de sus actos, las cosas que hacen, las cosas que dicen, como nos han dañado a todos. Juliana volvia a perderse en sus pensamientos y fue cuando la rubia le sonrió volvió a buscar su mirada paso sus manos por la cintura de esta, derrumbando todo argumento, quitando los muros, esta le abrazó, unieron sus labios en un suave beso, donde Juliana tomo los labios de la rubia, acariciando con sus labios con los de ella, introduciendo su lengua en la boca de la rubia, esculcando a profundidad la boca de su amada. La rubia con apenas una corta ropa de dormir, que dejaba ver su abdomen y tenía descubiertos sus brazos, la morena con sus manos la tomo de la cintura y la rubia pasó sus manos por encima del cuello de la morena, la pasión las desbordo, ambas conscientes de que debían hablar, pero el amor era tan fuerte, podían esperar un poco más.

- Juls hazme tuya mi amor, aquí mismo, te deseo. Las palabras de la rubia dejaban escapar con suaves destellos de pasión.

La morena tomo a la rubia y allí sus besos comenzaron a bajar por la barbilla, mordió suavemente, fue bajando por su cuello y con la suavidad de la palma de sus manos por el cuerpo de la rubia...

𝔏𝔢𝔰 𝔩𝔢𝔬 𝔟𝔢𝔟𝔢𝔠𝔦𝔱𝔞 😉