Capítulo 50

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Capítulo 50

La fama de la escritora Juliana había llegado a muchos lugares, se había vuelto una mujer con una gran fortuna. Macario le toco bajar la cabeza de como su hija lesbiana había hecho lo que él jamás pensó que ella podría lograr.

Tener a Marivi era su mundo, las mujeres no habían podido disfrutar al inicio su relación y muchos años, separadas las obligó a años de dolor, años de desesperación y años de mantener oculta que el verdadero amor era el que se sentían la una para la otra.

La familia que nadie pensó que dos mujeres podrían tener. Las dos mujeres perseguidas y maltratadas habían levantado un hogar.

- Val mi amor. Amor. Llegue. ¿Dónde están? Salió en ese momento tres mascotas que no podían ocultarse más de su ama salieron a su encuentro ladrando y brincando. Sin respuesta de Valentina y de sus hijas. Las mujeres tenían dos niñas.

La primera en salir corriendo fue Sofía. Una rubia de ojos verdes, corrió con su mamá, dos añitos no le dejaba entender la naturaleza de una sorpresa.

- ¡Mamá! Juliana la tomó en sus brazos a su pequeña.

- Mi amor. Mi chiquita. Le dio besos a su rubia. - ¿Dónde está mamá Val? Ella con su dedito en su boca sonrió. - ¿Val mi amor ya salgan? En eso ella se acercó a la sala y escuchó de parte de todos.

- ¡Sorpresa! Feliz cumpleaños. Estaban todos allí gritando y tirando papelillos. Era el cumpleaños de la castaña y ese año querían celebrarlo por lo alto. Tenían que hacerlo cada vez mejor, se había vuelto una tradición por cada cumpleaños que ella pasó alejada de su familia.

- Feliz cumpleaños mi amor. Decía Valentina acercándose. Le dio un beso en sus labios y un abrazo. Su pequeña de dos años se metió en su cuello y la hermosa Marivi ahora tenía seis era una ternura y mucho más inteligente. También se acercó con su mamá a abrazarla.

- Feliz cumpleaños mamá. Decía Marivi. Todos poco a poco se acercaron. Hermanos, sobrinos, Lupe, el increíble Macario con su nueva esposa.

- Gracias mi amor. Decía Juliana en un susurro a su esposa. Estás se dieron un beso lleno de amor.

La fiesta había comenzado. La celebración que merecía Juliana después de tanto sufrimiento, Valentina había sufrido y tenía tantas pérdidas en su vida, pero ahora tenía un hogar, a su novia de la escuela, a su chica del baile. A sus dos hermosas hijas. Una familia que cada vez crecía más. El hombre con el que le tocó mentirle a Juliana hoy estaba celebrando con el amor de su vida, tres pequeños corriendo por todos lados.

La hermosa familia que habían construido Juliana y Valentina en el pueblo ortodoxo de Wisconsin había cambiado todo. En los supermercados ya no era mal visto. Ahora era más el apoyo que las personas tenían para salir del closet.

Todos estaban por fin viviendo su vida unos años después podían decidir por sus sueños y amores, podían caminar libremente por las calles.

- Tienes una hermosa familia. Debo admitirlo. Mis nietas son hermosísimas. Son mis tesoros. Mis bebecitas. Hija perdón por no defenderte. Decía la mujer un poco mayor.

- Lupe. Ya. Todo lo que tengo hoy también es gracias a ti. El pasado lo dejaremos en el pasado. Ahora eres una súper abuela, que tienes a mis hijas súper consentidas sobre todo a esta rubia que no se me despega.

- Mi chiquitica de abuela ven conmigo. Decía Lupe a la pequeña rubia, pero esta se metía más en el cuello de Juliana.

- Solo que ahora no me soltara, tengo dos días fuera y ella solo permanecerá pegada a mí. Ambas mujeres se quedaron viendo. – Gracias por estar hoy en mi vida y apoyarnos a Valentina y a mí. Por aceptar que tienes una hija lesbiana y que ella lleva una vida de hogar.

NOCHES DE LUNA LLENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora