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Desde aquella confesión en la azotea no he podido continuar mi día con tranquilidad, se siente como una sensación de vacío que se apodera de mi cuerpo cada vez que recuerdo que intentaste acabar con todo, más bien se trata como un sentimiento de disgusto por no saber prevenirlo y ofrecerte ayuda.

Lo ocurrido con Hoseok fue un error de un adolescente con las emociones disparadas, ¿me entiendes? Todos a esta edad cometemos errores. Y Yoongi, bueno, las drogas tienen la culpa de todo. Seokjin... debía detenerlo porque deseaba hacerme, ah, perdón, hacernos daño. Luego, Dahyun y su familia, bueno, supongo que la pobre solo estuvo en el momento equivocado.

Con Yoongi y Hoseok ya no puedo hacer nada; sin embargo, Dahyun y Seokjin pueden tener otra historia, solo debo pensarlo.

En cuanto a Jimin...

—¿Por qué no paras de verme? —pregunta desanimado. —¿Acaso finalmente ya decidiste cómo acabar conmigo?

A ver, Jimin actualmente está dentro de tu lista negra, supongo, así que matarlo es una buena opción, aún así... no quiero hacerlo, no quiero volver a matar, debo ser un buen modelo que te proteja, quiero tener toda mi atención sobre ti, otro asesinato sería descuidarte, por ahora.

—Al contrario, Jimin. — respondo. —Pienso en alternativas para mantenerte vivo.

Sus ojos brillan por un segundo.

—Woah, quisiera saber qué cambió tu opinión, o sea, debo llevar como tres semanas así, ¿qué pasó de por medio?

No sé si Jimin tiene la estrategia de tratarme como si nada para generar un ambiente ameno, pero al menos me reconforta poder ser yo mismo con alguien, supongo. Todos aquellos que vieron quién soy terminaron muertos o de grave estado.

—Supongo que dejé de pensar demasiado.

Ni siquiera sé que respondo, solo estoy sentado frente a Jimin mirando un punto muerto.

Él entonces suelta una risa.

—Y yo siento que me volveré loco por pensar tanto. —lo miro, él me sonríe con miedo. —Por las noches solo puedo recordar como hacías filete al chico que trajiste, eso me hizo pensar cuándo sería mi turno y si correría con la misma suerte.

—¿Estás intentando que cambie de opinión sobre qué hacer contigo?

Esperaba alguna respuesta temerosa, pero no la obtuve.

—Solo siento que mi mente se ha roto finalmente. —ríe, vacío. —Incluso hubo un tiempo donde solo pensaba en formas de matarte una vez lograra salir de aquí; sin embargo, ya ni siquiera soy capaz de pensar en algo así, no pienso en nada.

Supongo que lo entiendo, pasó por cosas terribles, intentó escapar tantas veces y finalmente terminó obedeciendo a todo; perdió su meta, está en un estado de redención.

—Hice tanto y casi obtengo nada. —me sincero. —Me siento algo vacío también, siento que todo lo que hice tuvo el efecto más negativo de todos y, realmente, no lo entiendo. Yo siempre quise velar por su seguridad, desearle lo mejor aunque estuviera triste un rato, todo sería recompensado luego porque en un mundo perfecto... podríamos ser perfectos también.

—Tus conceptos del bien están algo revueltos, a decir verdad. —acota. —Solo mírame.

—No lo entiendes. —me frustro, jalo de mi cabello con furia. —¿Nunca tuviste la sensación de querer proteger algo? Solo es eso. No busqué nunca ser una mala persona, lo contrario, me encargo de deshacerme de los malos, de aquellos que hacen daño a quien amo.

—¿Crees que soy malo? —me interroga.

—Por supuesto, eres malo para Taehyung.

—No mencioné a Taehyung. —me interrumpe, mi cabeza duele. —Te repito, ¿crees que soy malo?

La pregunta me revuelve, pero no tengo dificultad al responder.

—No aportas nada bueno al mundo.

—¿Y está mal no aportar? —me confunde. —Hace unas semanas solo era un imbécil que trabajaba a diario para ganar dinero, a veces incluso dejándome manosear por los viejos de la librería con tal de ganar más, no es mi mejor historia, pero es mi desgracia. —suspira, siento que desea llorar. —Los imbéciles consideran gracioso que me abusen y escriben sobre en un grupo donde estoy, donde están los jefes también; ante cualquiera, soy una puta.

Mi cabeza por algún motivo da vueltas.

—¿Cómo te describirías tú? —no hay malicia, solo una curiosidad que me atormenta.

—Como alguien sin oportunidades, sin buena casa, ni estudios, ni padres presentes. —lloriquea. —Alguien que tuvo muchos empleos de los que me despedían siempre que llegaba alguien más apto y "formal". — toma aire, enumera: —Fui mesero, trabajé en comida rápida, de cajero, de repartidor, en ferias, niñero... de todos me corrieron.

¿Qué es esto que siento?

—Tú, ni siquiera sé tu nombre, ¿sabes por qué tanto esfuerzo? —niego con la cabeza. —Porque mi vida es un asco, pero... la vida de mi hermana pequeña apenas comienza, y yo no puedo permitirle repetir mi historia. Entonces, cuando quisieron echarme de mi último empleo en la librería, me desesperé y recurrí a mi última opción, por más asqueroso y horrible que me parezca.

Mi estómago se revuelve y siento naúseas acompañado de un sentimiento que no comprendo.

—¿Sabes? — retoma. —Sinceramente, lo único que extraño de mi otra vida es ir al baño en un retrete y no en un balde.

Y ríe, es la primera vez que lo escucho reír. Un raro sentimiento me invade otra vez, como si fuera algo que me agita, pero no lo comprendo.

—Me llamo Jungkook.

Por alguna razón, siento la obligación de decirlo. Él me sonríe desde la silla que lo aprisiona, asiente con la cabeza y sentencia:

—Jungkook, ¿eh? ¿Sabes? Siento que realmente no actúas de forma sincera, bajo tus ideales, claro.

—¿Qué quieres decir?

—Quizás, Jungkook, no quitas de tu camino a las personas que hacen daño a quien dices amar... —nos miramos fijamente. —Quizás sea al revés, y son personas que te hacen daño a ti, ¿o quién sabe? Solo soy un pobre loco en una silla.

Siento un nerviosismo escalando mi cuerpo, me quedo perplejo, pero respondo:

—Y quizás creo que ya fue mucha charla por hoy.

—Jungkook —no volteo a verlo, camino hacia la salida. —, ¿qué te ha pasado a lo largo de tu vida? ¿Qué te ha roto tanto?

Y me detengo, mi mano temblando sobre el picaporte.

Mi cabeza empieza a palpitar, me envuelven los recuerdos y sostengo con fuerza mi cabeza mientras me agacho cada vez más, encerrándome con ímpetu entre mis piernas mientras la confusión me apodera y, poco a poco, mis mejillas terminan mojándose ante un llanto que no soy capaz de comprender... o quizás, que comprendo muy bien, pero no puedo asimilar.

Nunca creí que la persona que más creí odiar, sería con quien luego construiría el espacio más ameno posible, sin máscaras ni tapujos, solo dos personas corrompidas, permitiéndose ser.

FOR YOU © kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora