Capítulo 30: Diosa Luna

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-Noor...- escucho una voz de fondo- Noor- me remuevo- ¡Despierta, Noor!- me desperté, sobresaltada y desorientada. ¿Dónde estoy? y ¿Por qué es todo blanco? Miro hacia los lados.

Estoy en una especie de ¿Mundo?, Dónde hay casas blancas encima de las nubes y gente con alas blancas; identifico donde estoy, el mundo de los ángeles, es bastante identificable, una vez estás allí.

¿He muerto? Imposible. No puedo morir de un dolor de cabeza. Entonces ¿Porqué estoy aquí?

-¡Noor!- exclama una voz delante mía, no reconozco a la propietaria de esa voz, pero deduzco que es de una mujer- bienvenida, querida- dijo una señora vestida de blanco; concretamente, llevaba una túnica con unos diseños sencillos hachos con hilos que parecen oro- Querida, ¿Sabes quien soy?- negué lentamente- Soy la Diosa Luna; yo cree a los sobrenaturales- dijo, me tendió su mano- ven, sígueme, te mostraré algo- dijo, mientras la aceptaba y me levantaba.

La Diosa, empezó a caminar, iba sin prisa como si se tratara de un paseo, continuaba haciéndome muchas preguntas pero sabía que no era el momento oportuno para hacerlas. Me llevo por toda la cuidad, los ángeles me miraban extraño; creo que en pocas ocasiones vienen visitantes.

Finalmente, después de caminar mucho y alejarnos de lo que creo que era el centro de la cuidad, llegamos a una casa blanca, creo que estaba hecha de mármol ¿Que otro material es tan blanco? La Diosa abrió la puerta y me hizo pasar.

-Bien Noor- comenzó-¿Sabes porque estás aquí?- preguntó, la verdad me esperaba esa pregunta; es demasiado típica. Yo negué- Estas aquí porque te vamos a juzgar; por cometer crímenes...- mi cara mostraba asombro ¿Yo, cometer crímenes? Y una mierda.

»Tranquila, es broma- me relaje, que chistosa, pensé- Vale, ahora sí, estas aquí porque, ahora que has decidido volver y quedarte lo necesitarás- explicó.

-¿Cómo sabes que quiero quedarme?- pregunté. La Diosa me sonrió.

-Querida, puedo ver en tú interior; además, de ver el pasado y el futuro; tengo las respuestas que necesitas, pero, no te las puedo dar, no te preocupes por eso; cuándo descubras toda la verdad, te haré volver. No te enfades conmigo, si quieres terminar de desarrollar tu poder, debes averiguarlo por ti misma- me explicó.

»Te obsequio, esto, considéralo cómo un regalo- extendió su brazo con la palma hacia arriba; y de ella salió ¿un huevo?- Lo entenderás en un futuro, de ahí, si lo cuidas bien, saldrá un ukolo; pero uno algo especial... No desaproveches está oportunidad.- me dijo.

»Te daré unas instrucciones, son sencillas así que no te preocupes-me consoló- ¿Tienes a mano un horno...? []- abrí los ojos. Si... muy sencillas.

(...)

-Esas son todas las instrucciones, nada difíciles para un Hipogrifo como tú, no?- dijo- Aún así, debes tener cuidado, y estar presente cuando el ukolo nazca- me advirtió.

-Estaré- afirmé, segura.

-Bien bien, dos últimas cosas y te dejaré volver; no les temas, solo buscan lo mejor para ti; aunque en tus recuerdos no lo parezca, ¿Sabes? Yo les dije donde estabas, les dije que no se acercarán mucho, que tal vez no era el momento, pero, en serio debiste ver su cara de alegría cuando te vieron por primera vez- dijo con pena.

»Se que es difícil confiar en alguien que piensas que solo te quería para el beneficio propio; pero dales una oportunidad, no te arrepentirás, Noor, créeme.

-Si sabes que lo iban a pasar mal ¿Porque me provocaste, según todos, una falsa verdad?- pregunté, curiosa.

-Oh, yo no controlo las vidas de las personas; no decido si terminan, no decido que les pasa, solo se me permite ver el pasado o el futuro a voluntad propia y ayudar a, si creo conveniente a los sobrenaturales.

»Noor, en la vida, hay un ciclo, un ciclo, que hasta para mí, está fuera de mi alcance; el orden de lo que muere o nace, depende del cosmos, yo como mucho ayudo a que no se desequibre mucho-solto una risita- pero bueno querida, lo que decía antes.

»Esa es mi opinión, tienes 18 años eres consciente y tienes tus propias ideas, no debes giarte por mi opinión, tómatelo como un consejo que te doy, de mujer a mujer- me aconsejó- Ah, si casi me olvido; el ukolo, incubalo solamente cuando lo necesites, créeme lo harás.- me dijo.

»De mientras, tambien te daré una caja donde lo podrás guardar a salvo; solo se te abrirá a ti, pero cuidado de que no te la roben- asentí, poco a poco, por primera vez, estaba pensando seriamente en creerme lo que me decían- bien, espero de verdad, Noor que nos volvamos a ver, ahora ten buen viaje de vuelta- Chasqueó los dedos y automáticamente desperté.

La habitación, no era de hospital, creo que simplemente me dejaron descansar aquí y ya; fuera está oscuro, lo poco que se ve esta iluminado por las pocas farolas que quedaron en pie tras la ¿Guerra? ¿Batalla? No sé aún que fue eso.

Observó mis lados, en busca de lo que la Diosa Luna, me había obsequiado. Efectivamente. Estaba encima de la mesita, rápidamente cojo la caja, la curiosidad me gana y decido abrirla, un hermoso huevo de color azul estaba adentro, después de verlo vuelvo a cerrar la caja y, la dejo sin pensármelo debajo de la cama, creo que, al menos temporalmente estará a salvo.

Luego, intento averiguar la hora; salgo de la habitación descalza, y sin hacer ruido voy hacia al despacho donde estaba antes; este sitio es algo grande y, por ello, me pierdo un poco y me cuesta llegar hasta la sala, pero al final lo consigo.

Abro la puerta, y directamente veo la hora, son las 6 a.m. vuelvo a cerrar la puerta, con la intención de volver a la habitación, pero tal y como me giro dos guardias me descubren, no tengo miedo, porque no estaba haciendo nada malo, pero me miran con mala cara.

-¿Que haces aquí, a estas horas, y en el despacho del gobernante?- preguntó uno de ellos y con voz de pocos amigos.

-Me acabo de despertar, y quería saber la hora nada más- dije neutral, estos no me creyeron.

-Ve a buscarlo;  haber que hacemos con ella.- dijo el de antes.

La Maldición Del Hipogrifo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora