Capítulo 33: No has cambiado.

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Cada día que paso aquí, todo lo que habia vivido parece borrarse, cada dia que paso con ellos, una parte de mi memoria desaparece sin dejar rastro al día siguiente, es más, he llegado a un punto, que apenas recuerdo que pasó antes irme hacia New York.

No se porque pasa esto, pero ocurre; decidí no contárselo a nadie, es una putada tener que lidiar con más problemas. Aunque no me estraña que aparezcan, desde que llegué, los ataques hacia la Colonia (Así me dijo Zoel que lo llamaban) no han parado.

Sí, creo que ya sabe que estoy aquí. Aún no he hablando con H, ni Jake, ni con Lucas, con este último no tengo nada de que hablar, pero al menos quiero volver a verle. Definitivamente, debo ir a verlos. Y eso es lo que estoy haciendo ahora.

En el campamento militar cercano a la zona de batalla. Ahí es donde me encuentro, y por mucho que Zoel me lo haya prohibido, me da igual. Insisto, sé defenderme sola y no necesito a nadie como guardaespaldas.

No tardó nada en llegar, hay soldados corriendo, algunos con heridas y otros  simplemente llevando a otros en camillas. Como era de esperar H está organizando todo, tenía un rostro neutral, pero en cuanto noto mi presencia. Cambio su rostro.

Primero, intento localizarme con la mirada, cosa que apenas tardo unos pocos segundos, seguido a esto, dio unas órdenes y camino directamente hacia mi a paso rápido.

-¿Kera? ¿Que te trae por aquí?- preguntó.

-Necesito hablar- dije neutral, este asintió y sin decir palabra caminó hacia una carpa.

-Te escucho, Kera, pero debes hacerlo rápido- asentí, con una sonrisa hipócrita.

-Vamos, deja de llamar así, sabes quién soy, necesito aclarar las cosas contigo, soy consciente de que no es el momento oportuno, pero lo necesito- comenze.

»Estos días, he estado por aquí y he podido reflexionar sobre mi pasado, necesito hacerte la pregunta ¿Tú también me traicionaste? ¿Mis recuerdos hacia ti, también han cambiado?- pregunté.

-Sí, todos tus recuerdos han cambiado, no tienes nada de cierto en tu mente, solo pequeños fragmentos, ligeras imágenes, que para tu desgracia siguen siendo verdaderos.- fue directo, me gusta, pero esta vez me dolió.

-Bien, solamente era eso- dije, H me miro con una ceja alzada-¿Qué?

-Eso es mentira, Noor, dime qué más necesitas- sonrió- que tus recuerdos sean distorsionados, no significa que dejes de ser mi hermanita, siempre lo serás.- una lágrima traicionera bajó, una lágrima, tanto de tristeza, como de alegría.

Por una parte, me fastidia y me cabrea mucho el hecho de no tener nada de cierto en mis recuerdos, o al menos, en los pocos que me quedan y por la otra, en cierto modo, sé que me están diciendo la verdad y me alegro mucho de volver a verle. Conocer cosas de mi pasado, me hace sentir de dos maneras, totalmente diferentes, tanto que una persona normal me miraría raro.

Sentí unos brazos envolverme, y aunque la sensación era cálida y familiar, me negué a llorar, preferí disfrutar del abrazo, un abrazo que estaba esperando desde hace bastante tiempo.

-Te extrañe, no sólo a ti, sino a todos- dije.

-Yo también, no has cambiado- esas palabras me reconfortaron un poco- cuando termine esto, que no tardará mucho, haremos que Zoel pierda los papeles, ya nos inventaremos algo- aseguró, ¿Quién diría que un oficial de policia sería divertido?

»Deberías irte, si Zoel se enterará de estas aquí... Se pondrá en modo sobreprotector- intento hacer que me riera y casi lo consigue. Casi.

-Quiero pelear- dije, su cara cambio a una más seria, mientras negaba.

-Ni pensarlo; no tienes experiencia, no tienes conceptos básicos, si te pongo en un pelotón a primera línea de batalla, te mataran- empezó a numerar diferentes razones- No, Noor, ahí estoy de acuerdo con Zoel- me hizo entender, y tenía razón, puedo defenderme pero terminarían matándome.

»Vuelve a la Colonia, si quieres una vez que termine esto te enseñaré algo, ¿Si? Te acompañarán dos escoltas- sentenció.

-Tienes razón, solo sería un estorbo, pero no me acompañará nadie, no se pelear, pero se defenderme- levantó las dos manos. Finalmente, accedió a no llevar guardaespaldas.

-Antes de que te vayas y aceptes mi trato. Te lo advierto, te enseñaré como un cadete más, cuando practiquemos, no seré más blando, ni menos exigente porque seas mi hermana, seré igual de exigente, no toleraré ni una falta de respeto; no sera un paseo por el parque, será un viaje de ida al infierno ¿Quieres continuar?- me retó con la mirada.

-¿Al infierno? Si yo mando allí, estaré lista, Oficial H- H se rió mientras asentía, nos despedimos y empezé a caminar para volver.

(...)

He de decir que ahora mismo me siento bien, no sólo con ellos, sino que conmigo misma también, en realidad, es extraño, porque pasé de odiar a mi parte Hipogrifo a empezar a aprender a ir aceptándome, y más que ahora estoy aquí. Siento que por fin puedo vivir en paz.

Apenas llegué a la Colonia, fui al refugio. Ya no me sorprendía nada ver a heridos o gente llorando, me da pena y tristeza por ellos, aún así, Zoel insiste en que debemos confiar en el consejo. Personalmente, si en verdad nos quisieran ayudar, ya lo hubieran hecho.

La Maldición Del Hipogrifo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora