Capítulo 2: ¿Que ha pasado?

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Hoy se cumple una semana desde que estoy aquí encerrada en el Grews, no he visto la luz del sol, además, aquí dentro apenas puedes ver lo que hay a tu alrededor y eso sinceramente se agradece mucho.

Al menos, si alguien muere aquí dentro no te das cuenta y solamente te enteras de eso cuando hacen el recuento diario, aunque tampoco se imutan mucho de retirar a los fallecidos, y es en ese momento en el cual agradeces que haya ya de por si un olor putefracto al cual te termias acostumbrando.

La vida en el Grews cambia mucho en comparación a la vida con los demás hipogrifos, por ejemplo, las humillaciones públicas en el recinto donde nos tienen a todos són muy pocas en comparación a este sitio. Una diferencia notable, son las palizas que puedes recibir, en el Grews, se multiplican por tres las probabilidades de recibir una. (y da gracias si es una, porque de normal, son más)

Es extraño que hoy no hayan venido a este sitio, de normal vienen al menos para despertarnos y jodernos un rato, es extraño pero se agradece la paz, una paz que hace tiempo que no tenia.

-¡Ya se han olvidado de nosotros!- grita el viejos loco, el viejos loco es un hipogrifo que estuvo aquí desde los 40 años, se pudo ocultar muy bien pero terminaron apresando cuando iba a ir al mundo de los humanos
-¡Podemos escapar!- y bueno lo de loco ahí lo tenéis.

-¡Callate, viejo chiflado!- grito uno- ¿no ves que nunca saldremos de aquí? He escuchado, de los soldados, que hoy vendrá el Ahpla de la jodida manada, nos va a matar si háblamos- susurró.

-Ya da igual, total, si no morimos de hambre nos mataran ellos, ¿que mas da? intentemos- respondió el viejo- somos más fuertes que ellos, todo el mundo lo sabe, pero nadie hace nada ¿Porque nadie hace nada?- nos miró uno por uno, pero en mi se paro.

-No- me límite a responder.

-¡Cobardes! Sobretodo tu, Noor-le miré- Zoel no volverá por ti, nadie lo hara ¿porque crees que te dejó, eh? Te dejo aquí porque no le interesaba llevarte con él- sentí una furia descomunal, tenía ganas de ir y matarlo, Zoel volvería lo sé, estoy convencida de eso.

-Cállate ya, estas demente- respondí, con los dientes apretados conteniendo mi ràbia.

-Hace tiempo los hipogrifos éramos libres y orgullosos y ¡teniamos poderes extraordinarios ...!- unos aplausos lo interrumpió..

-Bravo que bonito discurso, pero como ha dicho erais, no lo sois- hablo una voz ruda y potente desde la entrada- Estos son los únicas que quedan?- El Beta asintió, esa frase me alarmó- Uhg, escoria y tipos viejos- la voz se acerco y el Alpha se mostró.

Estaba ensangrentado, como si ibuese llegado de una guerra, al lado derecho estaba su hijo, el futuro Alpha, sin una gota de sangre. Extraño. Y al lado izquierdo, la mano derecho del Alpha, El Beta también lleno de sangre.

-A los mayores, llevarlos a las celdas; y a los jóvenes a las áreas de trabajo todos, y absolutamente todos, los jóvenes a la área de artillería.- La mano derecha del Alpha asintió -Tú, hijo mío, experimentarás el poder y las responsabilidades de un Alpha para llevar este sitio, quien fue el último en entrar aquí- la preguro a unos guardias que estaban en el fondo.

-Reclusa 0217.N, Señor Alpha- me miró, no le aparte la mirada, sabía que iba a pringar de todas formas. Me preparé, mire hacia la celda del viejo chiflado, este me sonrió.

La celda se abrió y esperaron un poco para que saliera de esta, pero de repente sentía una ganas muy fuertes de empezar a correr, sin tener el control de mis piernas.

Al salir, (con algunos guardias persiguiéndome) vi todo destruido, el sol iluminaba a con fuerza del paisaje desolador que había quedado, habían muchos cuerpos sin vida de mi especie, ¿Que pasó aquí? Esta era la pregunta que más me hacía.

No pude hacer nada me quedé estática, recordé lo que había dicho antes el Alpha: "Estos son los únicas que quedan?" Se refería a esto? Probablemente sí.

-Todos murieron, incluidos 4938.H y 5679.L- escuché la voz ruda de Alpha, apreté los puños enfadada- Ya no vale la pena seguir, Noor, estáis acabados- No estaba sorprendida que me llamase por mi nombre, ya sabía que lo conocía. Me giré hacia el Alpha.

-No sé, ni me interesa saber el porque de tu odio hacía mi especie, pero por mucho que nos mates volveremos, te guste o no, estaremos.- le señale con el dedo sin querer, pero, por primera vez me sentía libre, sabía que me iba a costar muy caro y que muy probablemente me iba a matar.

El Alpha solo se rió, y los demás hombres lobos presentes también se rieron, a excepción del hijo del Alpha, este solo miraba a su padre con una expresión de pocos amigos, obviamente, el Alpha se dio cuenta.

-Vamos hijo, sabes que tengo razón, lo que ella está diciendo es pura palabrería barata, que no convence a nadie- el hijo lo miró con cara de desaprobación. Claramente ellos dos no se llevaban muy bien. - y, por ciento, Noor, si volvéis os matare, uno por uno, y con vuestras plumas haré un maravilloso traje, ahora acepta tu destino- dijo ignorando las muecas de su hijo.

-No padre- empezó a hablar el hijo- eres tú el que debes aceptar tu destino; juré venganza a mi hermana, tarde o pronto la cumpliré- enseñó un mando, igualito al que los guardias controlaban la pulsera- Noor, si te libero, ¿me ayudarás?- el hijo me miro fijamente, yo asentí poco a poco.

En ese instante la pulsera que llevaba en la pierna se cae y siento libertad total sobre mi cuerpo, el hijo se sitúa enfrente mío, bajo la atenta mirada del padre enfurecido aunque no se le nota en la cara.

-De otros, me lo podía esperar pero de ti, sangre de mi sangre, que traición más grande- lo dijo enfadado, pero no asustado ni alterado; eso me preocupó- ¿Sabes? Tú tendrás ese As bajo la mano, pero yo, hijo, tengo tres Ases- lo dijo con una sonrisa en la boca.

La Maldición Del Hipogrifo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora