Capítulo 8: Callejón Jukor

5 1 0
                                    

Me despierto como si nada y en mi cama; Sin resaca y como nueva. Después de que me quedará medio drogada, parece ser que me trajeron; después de que me abrazaran y de que esa persona apareció. Lo más extraño de todo eso, es que esa droga me dejó grogui pero aún así sentía todo lo que ocurría a mi alrededor. Inusual. Creo que el camarero de aquel servicio de 24h me hecho algo en el café.

Me levantó y rápidamente miro la hora. Las 10. Buena hora para ir al callejón Jukor; estará animado y será menos peligroso para pasar desapercibida. Cuando eres la única en tu especie en ninguna medida es suficiente para salvarte, es contradictorio, pero al menos, no harán preguntas incómodas; a última hora solo van los maleantes y los llamados "mala vida".

El callejón Jukor es un lugar especial dónde los sobrenaturales van a hacer sus compras, compras que, obviamente, no pueden hacer en el mundo humano como puede ser: los alcoholes, algún que otro ingrediente para hacer pociones (esto en el caso de los brujos) y algún que otro animal raro de compañía, como pueden ser los ukolos (una especié de búho pero más grande)

Me preparo, pero antes de salir me doy cuenta de que me faltan las llaves. Putisima mierda. Que remedio tendré que pedir a Luis una copia, aún así salgo del apartamiento; si o si he de ir hoy. Me aseguro de llevar la cartera; la tengo. Y cuando voy saliendo me encuentro a la vecina de abajo con cara de haber pasado una mala noche.

-Buenos días, vecina- saludé, ignorando su cara.

-Biinis diis-dijo con desprecio-¿A ti te parece normal lo de anoche?- preguntó-¡La policía te trajo inconsciente! Menos mal que Luis ya estaba despierto y los convenció para que no te llevaran a comisaria- Me regaño- ¡Que vergüenza!-continuaba- menos mal, que tenia unas llaves de repuesto en su casa'-

La verdad es que no le estaba escuchando, pero me sorprendió que dijera que la policía me trajera; al menos, estaba en buenas manos.

-Miré- le interrumpí- es mi vida, por favor, no se meta en ella, gracias- simplemente me fui, esa señora da mal royo; Siento que de las típicas que critican por todo, no la soporto.

Una vez la dejo allí sola, con sus berrinches de señora jubilada, voy en busca de Luis; le voy agradecer por lo de ayer y a pedirle una copia de mis llaves. Poco a poco bajo, cuando llego busco a Luis, pero no está, más mierda, supongo que le he pillado mal. Decido irme hacia el callejón.

Este callejón es especial, no solo por lo que he dicho antes, sinó también porque ese callejón se abre solamente unos días muy específicos; Lunes y sábado. Los otros días estan cerrados por una especie de barrera mágica que, la pusieron en su dia, y solo permite entrar a los sobrenaturales, porque un humano se coló en ese sitió.

(...)

Camino hasta las afueras de New York, observo la casa abandonada. Bingo. Esa casa se dejó como entrada al callejón; todo ser sobrenatural que tenga un buen oído y sea astuto, sabe donde encontrar el callejón Jukor; Por ejemplo, yo lo encontré gracias a que un dia, escuche a unas personas que hablaban de rumores escalofriantes sobre la ciudad, estaban comentando que había una casa donde no se podia entrar por ninguna parte; muchos lo intentaron y muchos fracasaron; normal.

Observo a mi alrededor, no me apetece que nadie me vea entrar en una casa donde nadie, en teoria no puede entrar; agudizo todos mis sentidos. Estoy completamente sola, eso es bueno. Sin tardar mucho entro, rápidamente siento un escalofrió; He pasado con éxito la barrera.

El interior de la casa no es oscura y vieja, sino que se alarga; es un hechizo visual; desde fuera es pequeña y vieja, pero la realidad es que por dentro es como una calle de comercio normal: Muchas tiendas, algunos vagabundos, bares... vamos un sitio normal, pero lleno de estúpidos.

Camino con tranquilidad entre la gente, aunque por dentro tengo todas las alarmas activadas; no me fio ni de mi sombra. Camino directamente hasta la tienda de licores, compro los de siempre, y me voy; no quiero pasar más tiempo del necesario aquí, estaba a punto de salir cuando una señora mayor me coge del brazo. Noto sus uñas en mi piel, no me hace daño, pero es incomodo.

-Señora, ¿me puede soltar?- pregunté calmada, la señora solo me miro, no dijo nada- Por favor tengo prisa- insisto, continuo sin respuesta, ahora empieza a caminar hacia una tienda extraña, es toda azul oscuro, tiene un escaparate lleno de muñecos de vudú, dios esto si es raro.

-Siéntate, joven- hablo por primera vez, me costo pero al final accedí y me senté enfrente de una mesa donde hay una bola de cristal; esta señora era vidente.

-¿Que?- la señora me hizo un gesto para que me callara mientras ella se sentaba delante de mi, al otro lado de la bola.

-Daemones et angeli, hippogriff maiestatis et potentis, suam mihi sortem ostende- empezó a recita; poco a poco, la habitación empezó a inundarse de un polvo rosado, y la señora se aproximo a la bola, mirando atenta lo que le mostraba; yo, personalmente, no veia nada. Cuando el humo rosado desapareció, la señora estaba perpleja- Hace siglos que no veo a alguien como tú, Noor, tu futuro es interesante; tanto que ni si quiera puedo verlo, una cosa te digo, ten cuidado, te puedes llevar más de una sorpresa- en mi mente me reí; vaya vidente, pensaba que me iba a decir algo interesante, al menos descubrió mi nombre vaya, que inteligente- ¡Hanc hippogriff domum!- gritó, dicho esto llegue a mi apartamento, mejor dicho, llegue hasta dentro de mi apartamento, con las bolsas con la bebida y todo.

Suspiré, esto si que no me lo esperaba; vidente vale, pero bruja y vidente..., eso es no se ve todos los días, miro la hora. La 1 p.m, bien, hice la compra rápida, salgo en busca de Luis; necesito urgente mis llaves.

Salgo del apartamento y mi vista se dirige al suelo, una nota blanca con unas llaves encima, cojo ambas.

<Noor, soy Luis, te dejo unas llaves de repuesto, no las pierdas. Que pases una buena noche > decía la nota.

La Maldición Del Hipogrifo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora