Capítulo 7: Pesadillas del pasado

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Borracha. Así es como me puedo definir ahora mismo, pensaba que tenía el control pero me equivocaba, pensaba que los tenía a raya, que había creado un muro. El maldito muro. el muro que me ayuda, o al menos lo hacia, a poner punto final a esa etapa, a esa época; no dije todo, hay más, hay más recuerdos que parecían estar olvidados pero el dia de hoy, volvieron; más intensos y, más dolorosos.

Volvieron personas crueles; personas que desearía que estuvieran muertas, colaboradores asquerosos, experimentos por mi bien; rio con sarcasmo. Y una mierda. Me miro los brazos; pinchazos por todos lados, alguna que otra cicatriz, pequeñas, pero están, y voces de fondo distorsionas ¿Qué me pasa? "Esto servirá" esa frase se repite, mientras que de fondo se escuchan pitidos. Una explosión. Y luego silencio.

Un silencio profundo, en mi cabeza resuena algo alguna cosa, es extraño, porque no se oye nada. Nada. Eso es lo que me preocupa, intento moverme; fracaso. "Es lo único que nos traerá, fracaso" ¿de donde sale esta voz? Estoy sola, o eso creo. Estoy despierta pero no reacciono; "¡Reacciona, Joder!" gritan. ¿Quién coño grita? Me quiero mover, quiero salir de aquí, quiero despertar ¿Estoy dormida? No se.

Mis pensamientos me traicionan, y empiezo a pensar lo peor; todo está en silencio aunque empiezo a sentir un presión en mis brazos, al principio es una presión leve pero poco a poco la presión aumenta y siento como me empiezan a inyectar alguna cosa, luego desaparece todo. Tiempo después un dolor fuerte comienza en los brazos, poco a poco, se extiende por todo mi cuerpo.

Intento gritar, pero no puedo; siento que no tengo voz, es extraño, no se que me pusieron mediante la aguja, pero no es nada bueno; en la sala continuó en silencio.

El silencio desapareció, volvieron los sonidos. Por lo menos son solo sonidos. Sí, solo eso. Sonidos inofensivos los sonidos no hacen daño. No hacen daño. otra vez, silenció que ¿mierda? Aunque el silencio no es malo... ¿Verdad?

Mentira. El silencio mata, sobre todo si, por algún motivo no puedes ver; tu cuerpo no reacciona y tus ojos están cerrados con fuerza, te intentas guiar por el oído. Silenció. Poco a poco te tortura, sinceramente creo que es la peor tortura de todas; no sabes que pasa a tu alrededor, y eso puede ser estresante y desesperante.

(...)

Estoy en el suelo, sentada, los ojos húmedos, cansada y con algunas botellas de alcohol al mi alrededor, mierda, se suponía que tenía todo bajo control, tenía ese capitulo de mi vida cerrado, era todo perfecto, que digo era, lo es.

No vale la pena pensar en gentuza como esa, lo dije y lo repito, el pasado se queda allí, ese capitulo se cerró cuando logré escapar de los cazadores y sus abominables mascotas, y no, no me refiero a los perros, eran como lobos mutantes; solo de pensarlo me da escalofríos.

Hay algunas cosas que es mejor no contar, es mejor ocultarlas y dejar que caigan en el olvido; en otras palabras, seguir con tu vida como si todo fuera feliz y rosa; aunque, sea pura apariencia, lo sé por experiencia.

Me costó un año llegar hasta aquí, pero durante este año he visto cosas que me han hecho cambiar y mantener mi opinión sobre los humanos. Hay algunos que cuando te ven mal, te ayudan como Amelia, Erik, y Leo; pero hay otros que cuando te ven mal, aprovechan para darte la patada. (o, así lo llaman ellos; en mi lengua, es joderte bien) Es por eso que me cuesta un poco confiar en os humanos, algunos son traicioneros.

Poco a poco me levanto, muy mareada, me tambaleo mucho y todo me da vueltas; me pasé de beber, voy como puedo hasta el baño, me refresco la cara para ver si me despejo algo, pero es en vano, miro la hora; es por la madrugada. Es tarde, pero aún así decidí salir a la calle; es mala idea, pero es aún más mala idea quedarme aquí dentro.

Cojo las llaves, y sin pensarlo mucho salgo sin hacer mucho ruido; no me apetece molestar a nadie, pero es muy difícil, me cuesta no caerme por las escaleras.

Salgo por la puerta que da a la calle, hace frio, pero aún así no vuelvo. Em comienzo a caminar por la calle en busca de los típicos lugares de 24h donde sirven cafés y algo para comer; estoy mirando al suelo, si levanto la mirada estoy segura de que me caeré, un rato después, al fondo, veo una luz. Premio. Voy de lado a lado de la acera; no es muy notable pero, si alguien me viese se daría cuente de mi estado.

Llego a la tienda de 24h, entro lo más "normal" posible, es decir, intento no parecer una borracha, me acerco a la barra y me pido un café, juego con mis manos mientras espero, la sala de me da vueltas, si levanto la vista me mareo mucho, poco tiempo después me sirven el café.

Me quedé mirando la taza con el humo pegándome en la cara; la campana de la entrada suena y siento que se sientan a mi lado.

-¿Un mal día?- preguntó, no obtuvo respuesta- Vaya, eres de pocas palabras. ¡Hey, ponme un cubata!- le dijo al camarero. No se cuanto tiempo pasamos así en silencio, la persona se acabó rápido su cubata y yo aún iba por la mitad de mi café-¡Te invito!- no dije nada, básicamente porque no llevaba la cartera; me la había dejado en casa- Yo me voy, eres una persona de pocas palabras, me caes bien- sé despidió, me pareció extraño, pero me dio igual.

Pocos minutos después, intento levantar la mirada; ya no me mareo mucho, pero aún me da vuelas, antes de salir del lugar con intenciones de volver a casa, empiezo a caminar pero siento que me persiguen.

¿No de suponen que New York es una de las ciudades más seguras del mundo, vaya mierda? Siento que empiezan a caminar más rápido, intento hacer lo mismo, pero a cada paso que doy me mareo; aún tengo demasiado alcohol. La persona que me persigue, lo nota y lo aprovecha, y sin poder hacer mucho, me pega en la nuca.

Automáticamente pierdo el equilibrio, pero no me caigo al suelo, unos brazos impiden caer el suelo, tengo los ojos abiertos, pero no enfoco nada, lo veo todo muy borroso; incluido a la persona que me seguía, aún así no me alteré. Extraño.

-Estas loco; ha sido muy arriesgado- una voz de fondo hablo.-Todo en vano, mañana no se acordará de nada-Continuó.

-Lo sé, pero lo necesitaba, hace mucho tiempo que no la veía, ella... []- deje de escuchar de cerca; es decir, el ruido de fondo lo escuchó pero me cuesta. sentí cuando me abrazó con delicadeza.

-¡Suelta a mi...!- una tercera voz apareció, gritando, no llegue a escuchar más porque me quedé en una especie de trance raro.

La Maldición Del Hipogrifo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora