XIX: Reina del Engaño.

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Viernes, 11:11 am.

—¿Ethan? Ethan...—me llama Dylan, una y otra vez, mas su voz se escucha lejana, apesar de estar a mi lado.

Escucho a Kayla bufar.

—¡Soquete! ¡Presta atención!—espeta dándome un golpe en la cabeza, sacándome así de mis pensamientos.

Me despabilo y volteo a verla, soltando un quejido de disgusto y dolor, mientras froto el área golpeada.

—¿Por qué hiciste eso?—reclamo.

—El profesor está dictando, animal. No sé en qué tanto piensas, pero será mejor que lo dejes para después.—me exhorta, regresando su atención al Sr. Moss.

Dylan se acerca para susurrarme.

—No le hagas caso, a veces también es grosera conmigo.—guiña un ojo al terminar su oración, enderezándose en su silla.

Asiento como respuesta e intento prestar atención a las palabras del profesor, pero la verdad es que mi mente no para de recordar la discusión con mis padres anoche:

¿Soy el único aquí que hace uso de la razón? ¿De verdad? ¡Nos están poniendo en riesgo!—reclamé molesto.

Ethan, llevamos trece años haciendo esto. Sabemos lo que hacemos.—alegó Roger, recostado a la estantería de la cocina, con los brazos cruzados y su expresión seria.

Ya deja la histeria, no van a descubrirnos.—apoyó Logan, sentado en una de las sillas, con su taza de café en mano.

Bufé.

¡No es histeria! Si quieren que los atrapen, sigan con sus idioteces, pero a James y a mí no nos metan en eso.

Logan chistó con lo último que dije, como si le hubiera causado gracia.

Oye, cuida tu vocabulario, mocoso.—me advirtió Roger, soltando su cruce de brazos, parecía que iba a acercarse a mí, pero sólo se enderezó—Recuerda que por estos "idiotas" sigues con vida.

Puse los ojos en blanco con hastío.

Cariño, despreocúpate, ¿sí?—habló Karina, acercándose a mí para abrazarme, pero la aparté de inmediato.

¿Por qué no pueden ser como las demás personas? ¿Por qué no podemos ser una "familia" normal?—dije esa palabra haciendo las comillas con mis dedos.

Logan rió abiertamente.

Niño, de no ser por nuestra "anormalidad", jamás te habríamos encontrado.—también hizo las comillas, Karina y Roger lo fulminaron con la mirada, inmediatamente se quedó callado.

Eso me confundió.

¿De qué hablaba? ¿A qué se refería con que ser lo que son los condujo a mí?

—¡Ethan!—grita Kayla, trayéndome de regreso al presente.

La miro desconcertado.

—Ya vámonos, es hora de almorzar.—me indica.

Pasé toda la clase sin prestar atención, ya terminó y no apunté nada de lo que dijo el Señor Moss. ¡Maldición!

—¿Te sientes bien? Estuviste distraído toda la clase.—comenta Dylan, tratando de indagar.

Sacudo mi cabeza ligeramente, despejando mis pensamientos. Asiento como respuesta y me levanto de mi silla para ir al comedor con ellos.

—Está todo bien. Vamos.—digo con simpleza y me adelanto a salir del salón.

Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora