—¡Ven, vamos! —Matt, sonriente y ansioso tomaba de mi mano y me jalaba fuera de la tienda, donde pasábamos la noche con Ali.
Al día siguiente regresaban a la ciudad, no los volvería a ver hasta el próximo verano y eso, nos tenia tristes.
La estación, pasó increíblemente rápido en compañía de los mellizos Evans. Matt, fue el capitán del bote por el resto del estío, con Ali, solíamos trenzarnos el cabello y decorarlo con flores bajo el sauce, mientras su hermano, lo escalaba a nuestras espaldas.
Conocí a su madre, Marie Evans. Su presencia era intimidante. Ali, poseía su hermoso y largo cabello castaño. Matt, sus hermosos ojos marrones.
—Así que... ¿tú eres la niña del bote? —Se dirigió a mí, con las manos en las caderas, el ceño fruncido y mirada intimidante.
Me realizo una serie de preguntas, pero los chicos solo decían:
—¡Ay! Mamá, por favor... Hanna no vende drogas.
Yo, por el nerviosismo solo mordía la comisura de mis labios. Miraba en silencio a la altura de la Sra. Evans. Mis manos, llenaban los bolsillos de mis shorts de mezclilla deshilachados, tratando de entender la situación, un poco sonrojada y jugaba con mis zapatillas desgastadas.
A simple vista, cualquiera podía pensar que Marie, era una mujer autoritaria. Sus gritos, siempre los escuchaba desde el muelle.
Pero al pasar los días, caí en cuenta, que era una mujer alegre, feliz y preocupada de sus niños, aunque la mayor parte del tiempo, parecían estresar a la pobre.
No poseía «manos» para la cocina, se estresaba y escuchaba que pedía consejos a los mellizos, para hacer su tarea mas liviana «¿Qué quieren comer hoy?»
—¡Ay mamá! Hay mas de 30 grados, y tu nos haces sopa —Refunfuñaban los mellizos, cuando Marie, los obligaba a ingerir el almuerzo.
Yo, solo observaba, tratando de llevar la cuchara a mi boca, no podía protestar, era la invitada.
—Hanna se come toda mi comida, ustedes también —avisaba Marie, a gritos con una mano en la cintura y la otra, amenazando con un cucharón de madera.
Los chicos solo me observaban y de malas ganas, escuchaba el sobetear la sopa de Marie.
La mayoría de las veces, almorzábamos papas fritas con bistec, o pizza, o comida rápida que compraba en el pueblo.
Cuando pregunto por mi madre, ni siquiera razone. Mi mente de niña, olvidaba y bloqueaba dolores, solo dije que trabajaba en el restaurante y poco se veía. Hable sin importancia, pero esa misma tarde, subimos a la camioneta y Marie, se dirigió hasta el restaurante, lugar donde trabajaba Nadia, mi tutora y hermana de 23 años.
Marie entro al local y solo nos dijo:
—Niños, esperen aquí —Saco su bolso, lo cruzo a su brazo y camino. Sabía que Marie, quería saber de mí, me veía mucho tiempo sola.
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𝑫𝒆𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆𝒎𝒆 𝑴𝒊 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐
Romance«El hermoso príncipe, se ha convertido en sapo o quizás, jamás fue príncipe» Hanna Scott, a terminado con su matrimonio. Dejando todo atrás, decide volver a su pueblo natal, donde su amiga Alison Evans, la espera ansiosa. Este retorno, no sólo...