-CAPITULO 19🦋-

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El alba daba por la ventana, tenía mis ojos abiertos desde antes

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El alba daba por la ventana, tenía mis ojos abiertos desde antes. Me encontró despierta y con el corazón roto. La noche anterior me arrebato tesoros preciados... partes de mi vida. «El bote de los sueños» como solía llamarle mamá. Cuando ella remaba, yo dormía en él. Y mi amigo, quien tenía un gran problema, suponía creer que yo, era su madre y lo abandoné... Eso en particular, fue lo que más dolió, no estar ahí cuando dormía plácidamente en mi bote, esperando por mí.

Aún recuerdo las voraces llamaradas. A Carl impidiendo que el fuego devorara nuestra casa, a Nadia corriendo con una pala, para hacer un corta fuegos, y a Matt... tratando de salvar mi bote.

Observo a mi costado derecho y un tenue aroma de un conocido perfume varonil, golpea mis fosas nasales. De seguro tiene su brazo dormido, por el peso de mi espalda, que dejó que mi tristeza se acurrucara en él. Además, el sofá no es cómodo, pero insistió en quedarse y mis tutores, no se negaron en ningún momento. Es más, su padre llegó a prestar ayuda frente a lo ocurrido.

Me removí de su lado y observo como aun dormido, aprieta y cierra su mano para relajarla por la ausencia de mi peso. Mi sorpresa al mirar su ante brazo izquierdo, el cual tiene vendado, se accidentó tratando de apagar las llamas que consumieron mi bote y aunque sabíamos que todo estaba perdido, en ningún momento se detuvo, hasta que todo estaba extinguido. Me detengo para observarlo dormir cerca de mí. Aunque alguna vez desee pasar la noche con él, nunca quise que fuese de esta manera. Con problemas en medio y la evidente distancia de estos meses. Pero todo duele un poco menos, saber que el aún sigue siendo mi «amigo».

Mientras observo su rostro, sus manos y su brazo... me pregunto ¿Por qué? ¿Cómo llegamos a esto? A estar tan separados y convertirnos en unos desconocidos... Pero, aun así, ahora estaba aquí... «como amigo», prestando ayuda, siendo compasivo, siendo buen amigo, siendo tan... Matt, el viejo Matthew Evans. Aun así, mis dedos tambalean por acomodar un mechón de su cabello que se le cuela por la frente. Hundirse en sus suaves ondas castañas y acariciarlas, recordando el dulce aroma que expele, cuando mis manos pasaban más tiempo allí, de lo que era normal. Mi mirada, baja con sigilo hacia sus labios perfectamente contorneados, esos labios que muy bien conozco y sé muy bien a lo que saben en mi boca y en mi cuerpo.

A pesar de mi tristeza, y todo lo que ha pasado entre nosotros hasta ese momento, no dejaba de sentir lo que padecía por aquel chico, que conocí una vez en el muelle, a ese pequeño que me miraba a través de mi sombrero, haciéndome sentir que descubrió una galaxia cuando se trataba de mi... haciéndome sentir lo más importante del mundo... De su mundo.

Ahogué un suspiro desde lo más hondo de mi pecho y levanté mi cuerpo abatido del sofá, y como toda una masoquista que soy, salí de casa, no sin antes darle una mirada a Matt, cerciorándome que aún seguía dormido.

Cerré la puerta detrás de mis espaldas con total cuidado, tratando de no emitir sonido que frustrara el sueño de mi «amigo».

 El aroma a escombros carbonizados pega fuerte, y los recuerdos y sensaciones, aparecen como pequeños fragmentos invadiendo mi cabeza... El crepitar del bote, acompañadas de mis gritos, cuando Matt me abrazaba con fuerza, al no dejarme ir por Edward, mientras Nadia, con sus rodillas entre la tierra húmeda y las cenizas, cubre su rostro por la imagen que tiene en frente. No quiero pensar. Sacudo ligeramente mi cabeza.

𝑫𝒆𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆𝒎𝒆 𝑴𝒊 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora