«El hermoso príncipe, se ha convertido en sapo o quizás, jamás fue príncipe»
Hanna Scott, a terminado con su matrimonio. Dejando todo atrás, decide volver a su pueblo natal, donde su amiga Alison Evans, la espera ansiosa.
Este retorno, no sólo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Por la amistad!—. Will, alzó la copa y le dio un gran sorbo, dejándola vacía y de golpe en la barra.
El dueño del lugar no era nada más y nada menos, que mi amigo Williams.
Ali, a sabiendas de eso, prefirió que me llevara la sorpresa. No podía creer a quien tenía enfrente, cuando Ali, pidió dos tragos.
El chico que me llevo a tierra, ahora convertido en todo un hombre, salió de su lugar de trabajo y me abrazó con todas sus fuerzas. Todo un galán, y con el mejor bar del pueblo, Will retornaba a mi vida.
—Está bien, comprendo que es noche de chicas, así que... me retiro —avisó entre risas, cuando mis amigos y yo, nos ahogábamos en recuerdos adolescentes. —pero esta, corre por mi cuenta —invitó, dejando la botella de whisky. Nos dio un guiño y continuó con su trabajo.
—¡Gracias, mi amor! —Ali, soltó un grito.
—Hubiese vendido un riñón, para que me llamaras así en la secundaria ¡Ahora estas a punto de casarte, Evans! —respondió Will, sonriendo al otro extremo de la barra.
Admiraba el entorno, lleno de gente y música de los 90's que emitía un «wurlitzer». Las palabras del público se perdían en el bullicio del lugar. El aroma de los variados alcoholes, y la misma madera de la estancia, se sentía extraña. Era mi lugar y, aun así, no podía creer que estuviese ahí.
Me pasee por los recuerdos estampados que decoraban el lugar. Encontré fotografías maravillosas, compañeros de escuela, vecinos, momentos importantes. Una de ellas, hizo que el corazón me diera un vuelco. Ali, Matt y yo, el baile de graduación. Recordé en segundos esa noche.
Sin duda llegar al pueblo, y enfrentar la casa que ahora es donde vive Ali, fue un «Retroceder en el tiempo»
Cuando crucé el portal al adentrarme en la casa de Ali, las fosas nasales recordaron el aroma de ese hogar, ese que había sido tan importante en mi vida.
—Ellos son Vicky y Peter. —Ali, presentaba a sus mellizos. —¡Ah! Y ella, es Kyra. —y una Golden retriever, a quien reconocí de inmediato. Las fotos de Matt pensé.
Los niños, se encontraban descalzos y la pequeña Vicky, usaba un tutu color verde, y en su cabeza una tiara con un par de antenas que poseían ojos en sus puntas. Era un disfraz extraño, pero ella lo lucia con naturalidad. Mientras que Peter, al igual descalzo que su hermana, vestía shorts de mezclilla y una camiseta blanca, que le quedaba algo grande. En su mano derecha un guante con garras, y caí en cuenta de que trataba su disfraz, al ver que en su cabeza reposaba una máscara de «Freddy Krueger» Algo antiguo, una película de terror. ¡No pueden ver eso los niños!
Su rubia mascota, estaba a la par de sus miniamos. En su espalda posaban un par de alas de ángel, y en su hocico, una pelota de tenis, que soltó apenas nos vio. Pude admirar su curiosidad, por nuestra visita.
