-Capitulo 2-🚣

94 13 18
                                    


—Estamos a tiempo, ahora relájate —Avise a Edward, rascando su cabeza.

Me senté junto a él, a esperar que diera el tiempo y subir al avión. Ed, acomodo sus auriculares, y cerro sus ojos.

Dábamos término a una semana agotadora, preparación de un viaje y trámites, que eran en su totalidad tediosos.

Si, un divorcio lo era, aun falta la firma pero... quedaba solo eso. Fueron casi quince años de matrimonio.

Para nada me sentía triste, más bien... libre. Solo quería salir de esa casa y jamás volver. Una llamada y una invitación, me dieron la loca idea de escapar.

—Por favor Hanna, tienes que venir —Alison Evans, se comprometía y para ella, era de total importancia que su mejor amiga, o sea yo, asistiera a ese compromiso.

Vivía hace años con Paul, nunca planearon en comprometerse, pero... todo cambia.

—Si, iré con Edward... —Confirme de inmediato y sentí, un grito de alegría por el otro lado del teléfono.

—Mientras no sea con Dylan, yo feliz —Respondía Ali, despectiva —Quiero verlos pronto.—Suspiro.

De mi boca, no saldría el fin de mi matrimonio. Le contaría todo, cuando tuviéramos un tiempo, y una botella de vino.

Esa invitación, fue el empuje para regresar, donde había evitado volver en años.

Mire a Edward, guarde el celular y me acomode en la silla. Un destello del sol, molestaba mis ojos en la espera y por arte de magia, recuerdos guardados comienzan a divagar...


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Diciembre 1997 Finales de primavera.

El reflejo del agua picaba un poco mis ojos, aun con el sombrero.

Esa tarde después de almorzar, remaba por el lago, recientemente había cumplido once. El cumpleaños no fue motivos de festejos, pues mamá, había fallecido el mes anterior, eran días que pasaba mas sola, que acompañada.

Mientras remaba, escuchaba a los lejos, chapoteos en el agua y algunas risas de niños.

Frente a mi hogar y cruzando el lago, había una hermosa casa. Mamá, solía contarme que le pertenecía a los Evans. Ellos, eran dueños de casi todos los locales comerciales del pueblo, pero rara vez se veían rondar por el pueblo.

Amaba esa casa, no se, si era por el hermoso jardín, o el pequeño muelle. Estaba pintada de un hermoso color marfil, los ventanales eran azules y el segundo piso, poseía un balcón, con vista al lago. Un par de veces, me detuve cerca de ese muelle a contemplarla. Muchas veces imagine vivir ahí, y salir por ese balcón a ver las estrellas... sueños de niña... mi casa era pequeña y de solo un piso.

𝑫𝒆𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆𝒎𝒆 𝑴𝒊 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora