«El hermoso príncipe, se ha convertido en sapo o quizás, jamás fue príncipe»
Hanna Scott, a terminado con su matrimonio. Dejando todo atrás, decide volver a su pueblo natal, donde su amiga Alison Evans, la espera ansiosa.
Este retorno, no sólo...
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Quisiera decir que, en alguna parte de esta historia, alcance a Matt, y le dije que siempre lo escogí a él, que él estaba por encima de todo y más. Y aunque se fuera lejos de mi vida, iba a ser por siempre el amor que guardaría en una caja, junto a sus innumerables barcos de papel. Aquella, donde también guarde mis sentimientos más profundos. Y que en esa caja estaba la posible parte de mi vida, donde al final de la historia nos quedábamos juntos. Una locura... porque me escogía, a pesar de mis inseguridades y mis carencias emocionales.
No dormí aquella noche...
Ali, me llevo a casa y ambas lloramos la despedida. Con la promesa que las cartas y llamadas telefónicas no tenían que fallar. Prometí que, si él bebe era niña la llamaría Alison.
—Estaré mas cerca de lo que crees Hanna... No importa la distancia, eres parte de mi familia —Sollozábamos en un abrazo —Quisiera quedarme...
—Solo mantente en contacto —sonreí con el rostro empapado en lágrimas.
Bajé de la camioneta y pensé en él... Con el corazón latiendo a duras penas.
—¡Hanna!
—¿Mm?
—Mamá, estará cerca. Por favor visítala, ella también quedara muy sola —Ali limpiaba su rostro mientras mantenía una mano en el volante —Adiós.
Cerré la puerta y ella, hecho andar la camioneta. Escuché su voz por última vez, antes de salir al camino.
—¡Te amo perra! —grito a todo pulmón.
Me quede hasta que las luces de la camioneta desaparecieron en la carretera, y luego... me senté en el pórtico y miré al cielo. Recordé las innumerables veces, que los mellizos llegaban en mi búsqueda, y recordé también... cuando Matt me dijo: «Te quiero Hanna»
Llore sacando todo lo que más podía y así, entrar a casa en silencio.
De Dylan... no puedo decir mucho, le dio más importancia a su sentir ante la noticia, de cómo yo me sentía al respecto o, como mierda asumir, lo que se aprontaba.
Lo deje en el escenario.
Cuando Ali se acercó y preguntó si ya quería volver a casa, respondí con un «Si» de inmediato. Le dimos un aventón a Will, haciendo mas largo el trayecto. Él, solo enmudeció por toda la situación.
Pero lo que sería una gran noche, se convirtió en una agridulce despedida, mientras Ali conducía, a ratos llevaba mis dedos a mis labios, recordando el ultimo beso de su mellizo.
*
El sol salió, y me encontró sentada en la cama, aferrada a la caja donde tenía los recuerdos de Matt, sus cartas y barcos de papel, alguna que otra envoltura de un caramelo y algunas flores que arranco para mí, que diseque para incluir a los recuerdos.
