-Capitulo 21 🦋-

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Luego que Sussan soltara su victorioso acostón con Matt, mi cuerpo no aguanto lo que trataba de digerir. Mis pasos se alejaron de los pasillos y corrí al baño a devolver el desayuno de aquella mañana.

Recordé el porque de los gestos de Matt, y por qué la necesidad de hablar conmigo. ¡Claro! Explicarme como cayó entre medio de las piernas de Sussan. Me importo una mierda entrar a clases y me devolví a casa.

En la tarde y con la lluvia cayendo a cantaros, llego Matt a la puerta de casa. Conocía muy bien los turnos de Carl y Nadia, sabía que estaba sola. Golpeo insistente la puerta

Hanna... Sé que estás ahí, por favor... abre la puerta —escuchaba su voz y mi corazón respondía a saltos, como si de su dueño se tratara.

—¿¡Que mierda quieres!? —pregunté, después que demoré en abrir la puerta, tratando de limpiar mi rostro.

—¡Hanna! ¿Qué te dijo Sussan? —preguntó, apenas me deje ver en el umbral. Respiraba acelerado y su rostro parecía aun mas pálido de lo normal.

—¡Eres una mierda! ¿Lo sabias? —respondí a viva voz, la lluvia no impediría que Matt escuchara todo lo que tenía atorado. Sabía muy bien, que mi rostro estaba hecho un desastre ante los llantos que no cesaron, hasta que lo divise fuera de casa.

Matt me observaba asustado, y posaba una mano en la puerta y la otra sobando su frente.

—¡Te acostaste con ella! Y luego, querías hacerlo conmigo —grité tratando de cerrar la puerta, pero su rápido pie, lo impidió. Estampe mi espalda en la puerta, haciendo peso para que no entrara, pero desde ahí reclamaba.

—Las cosas no fueron como te lo imaginas... ¡Estaba enojado contigo! —soltó agritos —¡Te odiaba Hanna!... trate de odiarte... —su voz dolida se escuchaba detrás de la puerta, con algún que otro golpe de su mano.

Despegue mi espalda dejando que él entrara, y fui hasta mi habitación. Enseguida me siguió.

—Me engañaste Hanna... —balbuceó con un nudo en la garganta él muy desgraciado, cuando entro a mi habitación y yo le daba la espalda mirando no sé qué.

—¿¡Yo!? —grite, asombrada. Me gire para ver al sin vergüenza a la cara.

—¡Si! Tú.

—Fuiste tú, el que, a una semana de clases, me engañaste con esa —le recordé.

—¿¡Cuándo!? Te vi, Hanna Scott... ¡Te vi con él!

—¿Qué? ¡Mentiroso! ¡dímelo! —exigí un sabiendo de quien hablaba.

—La fiesta en mi casa —recordaba. Respiraba con sus fosas nasales abiertas—, fines de verano... Te fuiste sin avisar.

—Me fui, ¡Porque estabas besándote con ella! — Eran gritos, eran mis gritos combinarse con la lluvia. Pero recordé esa maldita fiesta, cuando Matt besaba a escondidas a Sussan. Volvía a sentir nauseas. Matt sobo con fuerza su rostro —¿Ves que lo recuerdas...? Ahora, sal de mi casa, ¡No quiero verte!

𝑫𝒆𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆𝒎𝒆 𝑴𝒊 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora