-Capítulo 33-🦋

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Hanna:

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Hanna:

Solo necesito que me digas, que estás segura—. Marco, mi amigo acentuaba sus palabras a través del teléfono —Tengo tu lugar muy guardado, y lo sabes.

—Si... Si —avisaba frotando mis ojos, mirando el lugar donde me había despertado, tratando de afinar mi «do#». Así, mi voz no sonara a sueño.

¿Llamé en un mal momento? —preguntó burlesco.

—No, para nada... Anoche bebi de más y...

—Felicitaciones, Scott. Te estas divirtiendo —Celebró el español.

Escuché a lo lejos, risas de niños y chapoteos en el agua. Alejé el teléfono de mi rostro y vi la hora, 11:30AM ¡Maldición! Qué vergüenza. ¡Eres visita Hanna!

—Marco, tengo que dejarte. Y por lo otro... ¡Sí! No hay duda alguna. Te llamo más tarde —avisé cortando la llamada.

Me levanté de un salto de la cama, y recordé la noche anterior. ¡Mierda! Matt, llegó antes de lo esperado.

Ante la hora, corrí a la ducha, y saqué un vestido color oliva, especial para el calor. No te hagas Hanna ... la abertura que poseía ese vestido era que, al caminar, la pierna derecha se revelara con coquetería.

Me pregunté por Ed, a quien no había visto, y cuando revisé su cama, estaba intacta.

Después de un rápido café, salí al balcón y mi vista se deslumbró al ver la maravilla, que por años había dejado.

El sol, golpeaba el lago haciéndolo brillar, invitando a nadar y a disfrutar de sus refrescantes aguas.

El muelle, era tan igual a como lo recordaba y en una fracción de segundos, me vi correr por él, junto a los mellizos cuando tan solo tenía 12 años.

Vicky y Peter, jugaban a la orilla en compañía de Kira, quien parecía su protectora, y logré divisar a Ali a su lado, mientras se encontraba en una reposera, recostada con una manta, que cubría desde los pies a su cabeza.

Los árboles no se mecían, el calor era exquisito y por una vez en tanto tiempo, sentí ganas inigualables de volver a remar.

—¿Vas a bajar o te quedaras ahí? —la voz alegre de Ed, me devuelve al sitio. —Esto es hermoso, mamá. —avisó mirando hacia el lago, con una sonrisa que iluminaba mi vida.

—Si. Lo es —exclamé, bajando las escaleras—. ¿Dónde estabas? —pregunté llegando a su lado.

—Jugamos con Eric, casi toda la noche. Paul, nos llevó pizza y me quede a dormir...—explicó entre sonrisas. —no quise molestarte... además llegaste tarde.

Suspiré, recordando los tragos de la noche anterior.

En ese momento, un taxi estacionándose fuera de casa, llama nuestra atención, más aun, cuando veo a Matt, salir casi en una carrera a recibir al pasajero.

𝑫𝒆𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆𝒎𝒆 𝑴𝒊 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora