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El Mutua Madrid Open había terminado, y las vidas de Lucía y Aida continuaban su curso. Habían compartido un momento íntimo en el Parque del Retiro, una confesión de sentimientos profundos, pero también habían acordado tomarse un tiempo para reflexionar y sanar antes de dar cualquier paso más allá de su amistad.
Las semanas transcurrieron, y cada día que pasaban juntas profundizaba su conexión. Sin embargo, también era evidente que había una tensión no resuelta en el aire. Ambas mujeres sentían mariposas en el estómago cuando estaban cerca, pero había un acuerdo silencioso para mantener las cosas en calma por el momento.
Una tarde, mientras disfrutaban de un tranquilo día en la terraza de un café, Lucía habló en voz baja, como si temiera romper el delicado equilibrio que habían encontrado. "Aidi ¿alguna vez has sentido que estás justo donde perteneces, como si este fuera tu lugar seguro?"
Aida la miró con cariño, sus ojos expresando lo que las palabras no podían. "Sí, Lu, cada vez que estoy contigo siento eso. Pero también tengo miedo, miedo de arruinar lo que tenemos."
Lucía asintió con comprensión. "Lo entiendo, Aidi. También tengo miedo, miedo de perder la amistad que significa tanto para mí. Pero a veces siento que nuestras almas se conectan de una manera que va más allá de la amistad."
Aida suspiró y miró a Lucía con ojos llenos de emoción. Lu siento lo mismo. Pero también sé que necesitamos tiempo para sanar nuestras heridas y asegurarnos de que esto sea lo correcto. No quiero apresurar nada y luego lamentarlo
Lucía sonrió con ternura. "Tienes razón, Aida. La última cosa que quiero es apresurarnos y tomar una decisión impulsiva. Debemos ser pacientes y cuidarnos mutuamente mientras sanamos."
El tiempo pasó, y Lucía y Aida continuaron su amistad cercana. Se daban apoyo en sus respectivas carreras y se animaban mutuamente en los desafíos que enfrentaban. Pero las mariposas en sus estómagos nunca se desvanecieron, siempre presentes como un recordatorio constante de lo que compartían.
Un día, mientras caminaban por el Parque del Buen Retiro de nuevo, Aida miró a Lucía con una sonrisa suave. Lucía, no sé qué depara el futuro, pero quiero que sepas cuánto significas para mí. Eres mi lugar seguro en un mundo incierto.
Lucía tomó la mano de Aida con cariño. Y tú, Aidi, eres mi confidente, mi compañera y la razón por la que sonrío todos los días. Sea lo que sea que venga, siempre estaré a tu lado.
Las mariposas en sus estómagos revoloteaban más fuerte que nunca, pero ambas sabían que su amistad era el cimiento en el que construirían cualquier cosa que el futuro les deparara. Por ahora, el tiempo era su aliado, y mientras sanaban, también se fortalecían.
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El Torneo De Nuestro Destino (AILU)
FanfictionEs mi primera creación... Espero que les guste tanto como me esta gustando a mi escribir este fic. Esto no lo hice sola. Somos dos escribiendo, creando y dándole sentido.