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❝ Matar no es tan fácil como creen los inocentes... ❞
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Agosto de 2002
Sirius besó la frente de su hija, la pequeña hizo un puchero y estiró los brazos hacia su padre.
— Lyri, nos veremos luego ¿Si? Lo prometo — el hombre se acercó a su esposa y depositó un corto beso en sus labios. — Las amo mucho.
— Y nosotras a ti, Sirius.
Él les dio una sonrisa antes de desaparecer por la puerta. El joven Black salió de la casa, sin saber qué sería la última vez que vería a la persona más importante en su vida.
En el año 2000, Victoria Black (de soltera Avery) se contactó con Regulus, a pesar de que ahora se encontraban en bandos contrarios, la rubia estaba convencida de que podía hacerlo cambiar de opinión. Y no se equivocó. Regulus y Victoria se comunicaban a través de cartas, fue el primero en tener conocimiento del embarazo de la mujer, y fue quien le sugirió el nombre Phoenix para la pequeña, y constantemente le advertía a Victoria que nunca debía dejar a Sirius a cargo de la pequeña, pues era capaz de olvidarla. Regulus comenzó a temer y a lamentarse por las decisiones tomadas, pero sabía que Voldemort podría deshacerse de él en cualquier momento. Es por eso, que antes de "morir", dejó al nombre de su sobrina toda la herencia Black.
Victoria recordaba con nostalgia a su cuñado. Aquel día, era el aniversario de la muerte de su padre, y Victoria tenía decidido visitar a su madre y a sus hermanas, sin que Sirius lo supiera. Era un día extremadamente frío, daba la impresión de que en cualquier momento llovería, por lo que abrigo a la pequeña Lyra y partieron a la Mansión Avery.