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❝ el destino del universo está en riesgo...❞
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Agosto de 2018.
— Más despacio.
— Ahora estas divagando.
— No es verdad.
— Me he perdido.
La chica ató la chaqueta deportiva negra sobre su cintura, mientras terminaban de correr por Central Park. El horizonte en la ciudad se asomaba feliz en la distancia a través de los altos arboles verdes que los rodeaban. Los demás corredores pasaban y la ciudad estaba como deberia ser... tranquila... o casi. La familia de tres estaba metida en su pequeño mundo.
Emma, Natasha y Tony llevaban más de media hora corriendo, hasta que el hombre comenzó a hablar e hizo que se detuvieran.
— No corran, no corran — les pidió haciendo que frenaran su andar y empezaran a caminar tranquilamente —, y se los explicaré todo.
— Estás diciendo tonterías — le dijo la pelirroja, ahora rubia.
— Más que de costumbre — se burló la ojigris.
— Y no te entendemos — añadió su madre asintiendo.
— Les ha pasado que están soñando — comenzó a explicarles —, y en el sueño tienen que orinar.
— Sí — respondieron las dos mujeres resistiendo el impulso de suspirar, ya acostumbradas a sus extrañas analogías.
— Okey. Y dicen "Que mala suerte, aquí no hay baños, ¿que puedo hacer?" — dijo Tony moviendo las manos de forma extraña.
— Si. Luego te despiertas y ya realmente tienes ganas de hacer — le dijo Natasha.
— Sí — contestó Tony con entusiasmo, contento de ver que finalmente comenzará a comprender.
— Sí. Okey. A todos nos ha pasado — respondió Natasha no viendo la correlación.
— Verdad. Justo a eso me refiero.
— Yo no entiendo el punto de todo esto — comentó Emma tomando un trago de agua y frunciendo el ceño.
— Al respecto, anoche soñé que teníamos un hijo — dijo Tony mirándo a Natasha cuando se detuvieron. — Parecía tan real.