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—No... No, por favor —suplicó Laura con voz temblorosa.
Miguel la aventó contra la pared, la menor levantó la vista con lágrimas en los ojos. Miguel se acercó a ella y se inclinó para quedar a la altura de Laura. Levantó su barbilla con fuerza y esbozó una sonrisa.
—¿Por qué crees que si pides que pare, voy a hacerlo? —Miguel rió y la soltó bruscamente.
Laura mantuvo su vista fija en él. Miguel la levantó a la fuerza y le dio otro empujón, Laura se tambaleó con lágrimas escurriendo por sus mejillas despiadadamente.
—¡Vamos! ¡Defiéndete! —espetó Miguel mientras la empujaba con más fuerza.
Laura negó con la cabeza y cerró sus ojos, Miguel soltó un bufido y le dio un fuerte puñetazo a la menor en su estómago, provocando que ésta soltara un grito de dolor y cayera de rodillas al suelo, rodeando su cintura con sus frágiles y pequeños brazos.
—Miguel..p-por favor...—suplicó Laura.
Otro fuerte golpe le hizo gritar.
—¡Ya! —suplicó Laura gritando. Esta vez recibió una patada que le hizo callar y ahogar un grito. Se retorció en el suelo cerrando fuertemente sus ojos.
—¡Defiéndete! —gritó Miguel.
—¡Vamos maldita sea, defiéndete!
Laura trató de levantarse pero Miguel se acercó a ella y colocó un pie en su espalda, tumbando bruscamente a Laura al suelo nuevamente. La menor apretó sus ojos, su labio inferior temblando con fuerza. Todo su cuerpo se contraía dolorosamente. Miguel levantó su cabeza tomándola fuertemente del cabello y se acercó a su oído.
—Si no me obedeces, Laura…—comenzó fríamente.
—Me vas a enojar.
Laura negó con su cabeza repetidas veces. Miguel deslizó sus manos al cuello de Laura con la intención de hacerle una herida, pero el timbre le hizo detenerse dando a entender que su tiempo se había agotado. Bajó la vista a la menor que seguía con los ojos cerrados y temblando.
