¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Laura POV
El suave olor dulce atraviesa delicadamente mis fosas nasales mandando un cosquilleo que me hace fruncir un poco mi nariz. Respiro profundo nuevamente sintiéndome ligera y el dulce olor de una loción embriagarme en un estado de la relajación y tranquilidad total.
Poco a poco voy abriendo mis ojos. Es cuestión de unos cuántos parpadeos hasta que mi vista se acostumbre a la fuerte luz blanquecina en el cuarto debido al sol y proceso lo que ha sucedido. Gruño apenas y bajo la mirada observando una piel levemente bronceada en la que está pegada mi mejilla que sin duda no es la mía.
Levanto un poco la mirada siguiendo el rastro y mis ojos reposan gentilmente en un dormido Miguel de respiración suave. Trago saliva y me reincorporo un poco. Observo mi hombro desnudo viendo su mano reposando tranquilamente y al mismo tiempo aferrándome a él de una forma algo posesiva. Observo las colchas de la cama revueltas y nuestros cuerpos entrelazados mandando un calor reconfortante.
—Oh dios.... —susurro antes de dejarme caer en su pecho nuevamente y cerrar mis ojos con fuerza. Esto está mal, terriblemente mal. Muy mal, ¡esto es terrible!
Empujo el brazo de Miguel y me siento en la cama tirando de mi cabello. Me levanto de un brinco y salgo corriendo del cuarto pasando solamente por las suaves telas y observo los platos que no lavamos y la ropa tirada. Bueno, la ropa de Miguel y el camisón que me prestó. Muerdo mis labios y retrocedo. Me doy la vuelta bruscamente y corro de nuevo al cuarto pero me detengo poco antes de cruzar las telas y suelto un chillido al ver a Miguel aparecer frotándose la cara.
Me congelo en mi lugar y lo observo perpleja mientras él todavía se toma el tiempo de bostezar un poco y suspirar. Ya lleva un pantalón puesto.
—Hace frío —comenta frotándose los brazos y pasando junto a mí como si nada.
Se detiene a mi costado y me da un suave empujón que finalmente me hace reaccionar y voltear a verlo. Ladea su cabeza.
—¿Por qué estás tan tensa? —pregunta alzando una ceja.
—Debo volver a casa —susurro.
—Mientras te bañabas anoche le dije a tu madre que estarías conmigo —dice él. —No pongas esa cara, ¿creías que dejaría quedarte así como si nada?