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Me paseaba por los pasillos repletos de estudiantes buscando a Peter con la mirada, pero no aparecía por ningún lado

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Me paseaba por los pasillos repletos de estudiantes buscando a Peter con la mirada, pero no aparecía por ningún lado. Saqué mi teléfono para revisar la hora pero aún era bastante temprano, quizás se le había hecho tarde. Aunque era cierto que últimamente estaba actuando muy extraño. Más... distante, no lo sé. Tenía el presentimiento de que me estaba ocultando algo aunque no sabía bien qué era y dudo que presionarlo para decirme sea algo bueno.

Al fin y al cabo yo tampoco estoy siendo cien por ciento sincera con él. ¿Pero qué esperan que le diga? ¡Oye Peter me volví algo así como la esclava de Miguel porque me encanta que corte mi cuerpo mientras me estimula! ¡Espero no sea extraño para ti y sigamos siendo los mejores amigos de siempre! ¡Claro que no! Seguramente lo primero que haría sería buscar un centro psiquiátrico en el cuál encerrarme, o peor aún, le diría a mi madre o a un policía.

Claro que cuando se enterara del contrato ahí estaría completamente frito... y bueno, la verdad soy una completa idiota. Ni modo, he aceptado, sólo me queda soportarlo... o disfrutarlo. No creo que pase a mayores…

Ingresé al salón de Historia en silencio dejando mis cosas en la segunda fila. Me senté dejándome caer agotada y comencé a hacer la tarea que no había hecho. Sinceramente me daba flojera hacerla en los fines de semana y aun así obtenía excelentes notas. ¿Magia? Quizás. ¿Pacto con el diablo? También. Suspiré mientras observaba las hojas repletas de fechas y documentos. Me daba un montón de flojera contestar las seis preguntas que eran bastante simples, pero tenía un bloqueo mental que me impedía pensar claramente. Dios, ya ni recuerdo qué día es hoy.

—¿Laura?

Alcé la vista viendo a Peter ingresar al salón con... ¿Claudia? Espera... ¿Se estaban agarrando la mano accidentalmente o a propósito?

—Peter... y...Claudia —mi voz seguramente delató mi confusión. —Ho-hola.

—¿Ya estás mejor? —Peter seguía agarrando la mano de la mayor sobando suavemente. —Deberías tener más cuidado a la próxima.

—Claro —Claudia se zafó suavemente de mi mejor amigo. —Gracias Peter.

La mayor me observó con una pequeña sonrisa y se fue a sentar hasta el fondo. Peter se colocó al lado mío con suma tranquilidad y comenzó a sacar sus libros. Bien, ahora me quedaba claro que no diría absolutamente nada así que volví a los ejercicios.

𝐈𝐍𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐓 || 𝐌𝐢𝐠𝐮𝐞𝐥 𝐎'𝐡𝐚𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora