SCP 1471 - [Un Mundo Irreconocible]

Capítulo 10 - ¿En serio?

Cuando deambulaban junto a Sr Perdido el satélite de espionaje asignado para él, de la Fundación SCP, los encontró muy pronto luego de que salieran de Portlands y pudieron ser monitoreados desde entonces, confirmando que varios posibles grupos hostiles 'se perdieron' cuando intentaban interceptarlos o perseguirlos.

Poco después de separarse de Bluee aparecieron agentes de los SCP haciéndose pasar por simples policías.

Y, como siempre, a Quentin le dio el típico sopor que le da durante los viajes en auto sumándose el cansancio por sus aventuras en Portlands y aparentemente, por todo el mundo al estar 'perdidos' mientras viajaban él y sus compañeros.

Deambularon en realidad junto a Perdido y Bluee por cuatro días según dijeron.

""La escuela... ¡MI MADRE! Seguramente me habrá llamado mientras no estoy.""

Quentin sudó frío de la preocupación, y solo un poco se alivió cuando le recordaron que ellos pueden ofrecer una coartada adecuada para sus ausencias ocasionales. Incluso simular su voz y forma de hablar para atender una llamada.

Quentin se durmió en el auto policial y despertó cuando ya estaban en un estacionamiento subterráneo en algún lugar. Luego se dirigieron a una de las columnas que había por ahí y pasaron una tarjeta frente a estas y para asombro del muchacho un ascensor oculto abrió sus puertas de hormigón, o al menos lo que parecía serlo. Y por extraño que pareciera, con todos adentro no estaban apretados, al contrario.

Parecía imposible algo así desde afuera.

Luego de más de 15 minutos en un sofocante silencio bajando a una profundidad desconocida las puertas se abren para dar paso a un gran vestíbulo del cual surgían múltiples pasillos de diversas proporciones.

Pocas personas se llegaban a ver e iban con apuro para llegar al pasillo con un gran letrero de [Salida A - Civil].

Nada más salir aparecieron unos guardias fuertemente armados que les detuvieron y exigieron la custodia de Quentin, pero Miranda les gruñó y discutieron ferozmente entre ella y el que parecía el líder en una jerga e idioma extranjero que para Quentin bien podría ser alienígena.

Al final se quedó junto a Miranda, con sus compañeros acompañando a aquellos guardias y la escolta aún disfrazada de policías regresando a la superficie por donde llegaron ahí.

De uno de los tantos pasillos se les acerca trotando un hombre que aparentaba darle poco cuidado a su imagen personal, salvo afeitarse cada mañana.

Su cabello negro lo tenía alborotado y poseía algo hundidas la cuenca de sus ojos que unas ojeras hacían destacar más. Su abrigo de médico o investigador lucía impecable, pero la camisa blanca debajo mostraba variadas manchas de suciedad que ya parecían ser parte del diseño de la ropa. Lo mismo podría decirse de sus pantalones remendados y sus zapatos gastados.

Y a pesar de su aspecto desaliñado el hombre llegó con los ánimos alzados y una sonrisa amplia en su rostro.

-Disculpen la demora, incluso con mis años trabajando aquí a veces me pierdo. Soy el Investigador Dalan, o el Doctor Malcon si lo prefieren ¿Esperaron mucho?

-No, acabamos de llegar Doctor Malcon –respondió Miranda aún molesta– ¿Podría explicarme que le pasa a los Foxies? El chico está bajo mi responsabilidad y ningún pez gordo me ha dicho que lo deje ir.

-Oh. Lamento eso. Justo ayer por la madrugada sucedió una brecha y... las cosas no salieron muy bien que digamos. El Destacamento que respondió del Épsilon 11 era principalmente de novatos... Y no estuvieron a la altura –el investigador explicó mientras comenzó a guiarlos a uno de los pasillos– Ahora los expertos de ellos quieren limpiar por todos los medios su reputación dañada. Supongo que oyeron sobre el joven Quentin y querían dar el gesto de ser 'quienes lo escoltaron' para empezar.