Capítulo 32 - La calma antes de la tormenta (2)

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Tropezando con una raíz cuadrada de un árbol binario que surgió repentinamente, Quentin no puede evitar rodar por la pendiente del planetoide perfectamente esférico en el que estaba. Cuando finalmente terminó de rodar se sintió sin fuerzas para levantarse enseguida.

Estaba exhausto.

Mirando bocarriba las constelaciones numéricas que formaban complejas fórmulas matemáticas densamente empaquetadas con apariencia de cuerpos galácticos, solo reconoció por separado sus componentes, símbolos, letras y números. Todo junto le parecían jeroglíficos.

La vibración que sentía de todo el espacio le recordó la urgente situación en la que estaba, por lo que reunió fuerzas para de un tirón sentarse y luego incorporarse con cierto esfuerzo.

Gracias a la pendiente de la esfera por la que rodó, la cual formaba un plano, pudo acercarse a otra esfera que flotaba en la nada no muy lejos de él. Aunque los pensamientos sobre como funciona la gravedad y el aire en una dimensión puramente matemática aún ocupaban parte de su mente, no le detuvo para saltar, flotar en gravedad cero por unos segundos, y llegar entonces a la otra esfera.

Miró a la anterior, que se fusionó a otra mayor en continuo crecimiento como si fuera una burbuja. Pero la que crecía sin parar no era como las demás esferas por las que podía andar.

En el mundo monocromático de números, esa esfera negra apareció cuando, por perspectiva suya, ‘vio’ como un símbolo de infinito, multiplicación y cero se juntaron. De hecho, sin importar cuanto se moviera o lo que tenga por medio, aún podía verlos.

Abrió los ojos como platos cuando por epifanía se le ocurrió extender las manos en su dirección y ‘separar’ el cero y el infinito. La esfera negra desapareció al instante, dejando un vacío en el cosmos numérico que rápidamente fue llenado por más cuerpos geométricos, números y símbolos flotantes.

Lágrimas amenazaron con desbordarse mientras se sintió como un tonto.

-Todo… este… tiempo… ¿pude haberlo acabado así de fácil? -murmuró.

““¿Entonces por qué demonios estuve corriendo tanto?””

Se colocó ambas manos sobre la cara y respiró hondo. Ya calmado, teniendo solo los ojos húmedos, pensó sobre cómo salir de ahí.

““Si la perspectiva fue lo que provocó ese desastre, o mi imaginación, tal vez pueda crearme una puerta yo mismo””

Poniendo sus pensamientos en práctica, ‘agarró’ un rectángulo y lo colocó sobre el suelo, formando un marco de puerta. Con otro que por la lejanía parecía muy pequeño, además de una circunferencia de tamaño adecuado, formó el picaporte.

Y funcionó. Una puerta de un blanco inmaculado se solidificó frente a él.

Nuevamente en la familiar plataforma de piedra, sintió intensos deseos de viajar al pasado y golpearse a sí mismo por ser tan estúpido y no haberse dado cuenta de las cosas pronto.

El agotamiento físico que sentía desapareció como si nada, pero el mental no cambió.

Rascándose la cabeza con frustración, vio como la puerta de la que salió comenzó a desmaterializarse mientras un letrero formado por números aparecía por unos momentos del que llegó a leer:

[Espacio de Números Imaginarios]

““Malditas matemáticas””

““¿Soñé sobre esta puerta por la prueba de hoy?””

Había pasado dos semanas desde que volvió a la escuela. Dos semanas en la que no tuvo sueños raros. Y justamente la noche anterior al día de su prueba de Álgebra encuentra esa puerta en la que se mete en problemas por su propio pie.

SCP 1471 - [Un Mundo Irreconocible]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora