SCP 1471 - [Un Mundo Irreconocible]

Capítulo 16 - Imperdonable

De los altavoces surgieron los gritos del cebo y eso significa que ese viejo podrido estará contenido dentro de poco.

Oigo unos gruñidos de satisfacción del monstruo que seguimos que eriza la piel tanto a mí como a mis compañeros y nos hace detenernos de miedo.

Si fuera por mi, nunca dejaría que ÉL salga de su celda de contención.

Pero solo soy un soldado obediente. Y mis órdenes es acompañarlo y limpiar el desastre que va a provocar. De todos modos, no tenemos la fuerza suficiente para someterlo en estos momentos.

Los Clase D han resistido más de lo que esperábamos y eso nos ha dividido en muchos equipos. Esta vez de ellos no dejaremos títere con cabeza.

-Escorias de carne... ¿realmente quieren terminar todo esto? No parecen muy motivados.

Esa voz. Esa maldita voz. Por eso no le permiten hablar cuando lo contienen. Siento mis piernas como gelatina.

Quiero ya mis malditas vacaciones lejos de todo. No quiero saber nada más de este maldito Sitio. Odio ser un foxie.

-¡Ayudaaaaaaaaa!

Seguido de aquel grito vimos un borrón negro al final del pasillo que parece que chocó con una puerta tesla activa, ya que se oyó como se estaba descargando prácticamente toda su energía y había muchos destellos de luz provenientes de su lado.

Además de 682 no conozco otra cosa de aquí que logre eso.

Cuando llegamos a la esquina me correspondía girar por donde provino el grito, originado por nuestro objetivo que aún permanecía pegado a la pared con cara de susto, como si quisiera ser parte de ella.

Del otro lado dieron la alarma por un viejo enemigo, el Doctor Plaga.

La puerta tesla no pareció afectarle más allá de hacer ceniza la mayor parte de la túnica de cuero negro que siempre vestía. Por debajo tenía aparentemente más ropa de cuero, pero fina del tipo más casual y a través de ella se podía ver claramente que estaba mamadísimo. Le pediré su rutina si sobrevive esta vez, porque el líder ordenó abrir fuego.

Gastamos nuestros cargadores actuales y aunque nos sorprendió que siguiera quejándose al final, sin mucho apuro cambiamos y volvimos a vaciar otra revista.

Líder ordenó el alto y precisamente a mí que me acercara a comprobar cuando cayó dramáticamente haciendo temblar el suelo.

Estaba a un paso de ser como un colador.

Sus brazos parecen tan gruesos como mis muslos, o incluso más, y los usó para protegerse el rostro. Del resto del cuerpo, que sería la envidia de un fisiculturista, se drenaba su sangre de los incontables huecos que le abrimos. Parecía inerte.

Listo para saltar ante cualquier mínimo movimiento le pateé una pierna por la espinilla.

Nada.

Volví a hacerlo más fuerte y esperé.

Nada.

Le di un disparo en el dedo gordo del pie que estaba al descubierto y nada.

Espero que realmente haya muerto, pero tampoco me sorprendería que esté en coma por todas las heridas de bala. No me parecen tan profundas como deberían, pero al final todas son heridas de bala calibre 7 y pico.

-¡La estatua! ¡Al final del pasillo!

El chico de alguna manera fue el primero en avisar que el Maní estaba cerca cuando ninguno de nosotros dio el aviso incluso teniendo visores nocturnos.